Comparada con el dramaturgo y cuentista ruso Anton Chejov, su narrativa, sin embargo, está más cerca de sus colegas Flannery O´Connor, Eudora Welty y Katherine Anne Porter, representantes de esa zona del sur de los Estados Unidos que grabara en letras de molde William Faulkner.
Munro (Wingham, Ontario, 1931), ha tenido una infancia claustrofóbica, en un mundo que -según confesó alguna vez- seguía viviendo como en el siglo XIX a mitad del XX. Hacia los 60 ya estaba casada, vivía en Vancouver, era ama de casa y, en un momento de insatisfacción, empezó a escribir relatos a la hora de la siesta de sus hijos.
La escritora tiene una manera muy particular de abordar la narración de las circunstancias cotidianas, un territorio que domina y suele poblar con personajes cargados de esperanza y de desazón al mismo tiempo, que sienten, padecen y se distinguen por una universalidad que sobrepasa tiempos y espacios sin dificultad.
Galardonada antes con el Man Booker International Prize (le fue otorgado en 2009 por "la gran contribución de su obra al panorama literario mundial"), la autora construye relatos atravesados por la extrañeza en los que los acontecimientos funcionan como meras excusas para presentar personajes que reflexionan en voz alta sobre la relación entre memoria, presente y futuro.
Algo del espíritu pionero, de la resolución emprendedora y del destino asumido con resignación se encuentra en sus historias de gente resistente y carente de artificio, sin que la literatura haya hecho más que mostrarlos: Munro usa metáforas audaces y divertidas para retratar la mentalidad algo anticuada de personajes inspirados en su propia familia.
Hace un tiempo, tras la publicación de "La vista desde Castle Rock", la escritora aseguró que abandonaría la escritura, aunque luego indicó que le resultaba imposible comportarse "como una señora normal sin obligaciones" y que para combatir el aburrimiento se puso de nuevo a escribir.
Entre sus obras se destacan "Mi vida querida", "Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio", "Escapada", "Relatos entrelazados", "Las lunas de Júpiter", "El progreso del amor", "Amistad de juventud", "Secreto a voces" y "El amor de una mujer generosa", entre otras.
La última novela de Munro publicada en la Argentina fue "La vida de las mujeres" (Lumen), una novela de corte autobiográfico escrita cuando la autora tenía cuarenta años en la que aborda algunas de sus vivencias -especialmente las relacionadas con la vocación literaria- a partir del relato de Del Jordan, una joven que debe optar entre una existencia anodina en la aldea donde nació o los desafíos y peligros que le depara la vida urbana.
La relación con los vecinos, el despertar sexual junto a un hombre mayor que ella, las dudas existenciales que le produce la omnipresente religión y la relación pasional con un chico de baja condición social, despuntan en esta narración de la escritora.
A principio de este año el sello Random House Mondadori publicó “Mi vida querida”, una nueva colección de cuentos donde explora el mundo del amor, sus encantos y desencantos, sus alegrías y decepciones, sus gozos y sombras, con la misma o superior pericia que narradoras más jóvenes y acaso no tan prolíficas.
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