29 octubre 2009

Entrevista a Joaquín Sabina

Ésta es la transcripción del diálogo que Sabina mantuvo en su casa de Madrid con Eva Ontiveros, de la BBC, quien le acercó las preguntas de nuestros lectores.


¿Cuál es tu opinión de lo sucedido en España con respecto a los bombazos? ¿Realmente crees que eso cambió el rumbo de las elecciones? (Ana Bautista, Los Ángeles, Estados Unidos)

Bueno, primero creo que en las elecciones 11 millones de españoles votaron al PSOE y otros nueve millones y algo votaron al PP. Quiero decir que es la expresión de la soberanía de un pueblo, y un pueblo actúa suceda lo que suceda, condicionado por todo y fundamentalmente por su corazón y por su cabeza.
¿Que si cambió un poco el sentido de las elecciones? Supongo que sí. Cada cosa que sucede cambia el sentido de unas elecciones.
En cuanto a lo que opino de la barbarie, ¿qué voy a opinar? Me parece que el terrorismo es una cosa feroz, lo firme quien lo firme.


¿Qué les dirías a los terroristas que atentaron en Atocha? (Juan Batres, México DF., México).

Les diría una frase que acuñó esa asociación de víctimas de terrorismo y de amenazas por el terrorismo en el País Vasco, que preside Fernando Savater; les diría: "¡Basta ya!".

¿Crees, Sabina, que la música puede derrotar al terrorismo o lo haría mejor la policía? (Harold Mendoza, La Paz, Bolivia)

No creo que lo pueda derrotar ni la música ni la policía, aunque las dos cosas colaboran. Para mí la música sirve más para consolar, para poner un hombro y llorar encima, para abrazar. No sirve para detener las bombas, nunca ha servido. Pero sí sirve para crear conciencia cívica a favor de la vida y contra la muerte.
La policía sirve para poner en la cárcel a los asesinos, pero sigue sin demostrar que la cárcel sirva para reinsertar a nadie, ni para cambiar a nadie.

Lo que sirve es la conciencia de la gente en la calle, ejemplo maravilloso que ha dado Madrid en esta última semana.


¿Puedes hablar un poco acerca de tu posición en el conflicto vasco, así como de tus encuentros con el subcomandante Marcos? (Raúl Fernández Berriozábal, San Francisco, Estados Unidos)

Mi posición en el conflicto vasco es la misma que la de muchísimos españoles de buena voluntad. Me parece, aparte de una barbarie criminal, un anacronismo absolutamente aldeano, terrible y feroz que en el siglo XXI, con una España que ha dado suficientes pruebas de democracia, de autonomías y derechos federales a muchísima gente, siga habiendo esa banda ahí.
Por otra parte, soy consciente de que los vascos no votaron la Constitución y de que el derecho de autodeterminación tal vez no debería negárseles. Pero una cosa es el derecho de autodeterminación y otra cosa es el tiro en la nuca, que me parece lo peor de lo peor. Vuelvo a decir: "¡Basta ya!".
El subcomandante Marcos a mí me deslumbró porque hizo la primera revolución del siglo XXI prácticamente sin pegar tiros y con las armas -muy amadas para mí- de la palabra y el humor, cosa muy rara en revolucionarios.
Ahora está un poco calladito, lleva mucho tiempo calladito y a veces ha metido la pata. Pero la verdad es que es un referente para mucha gente como yo, que no creemos en el pensamiento único y en que sólo se pueda hacer lo que hacen los gobiernos.
Creemos que hay una voz disidente, con mucho sentido y mucho humor, a la que no han podido callar. Yo estuve en la entrada del subcomandante Marcos en México. Había un millón de personas en el zócalo. No había un solo policía y no hubo un solo incidente.


¿Has pensado en componer una canción sobre José María Aznar? (Oscar Salas, Grecia, Costa Rica)

Naturalmente que no. (Risas).

¿Tus letras encierran autobiografía o sólo es fantasía o experiencias oídas? (Alberto Bolzán, Ojeda, Venezuela)

Yo tengo poca imaginación. A mí me gusta la realidad, que es un disparate. Yo recuerdo cuando empecé a viajar por Latinoamérica y vi que eso a lo que llamaban el realismo mágico, es decir las novelas de Juan Rulfo o de García Márquez, no era nada mágico sino verdad; la realidad superaba absolutamente al mayor de los disparates.
Tengo poca imaginación. Suelo basarme en la realidad, lo cual no quiere decir que mis canciones sean una foto o una crónica; a veces son cosas que me han pasado. A veces son cosas que me han pasado maquilladas, a veces son cosas que me gustaría que me pasaran y a veces son cosas que le ha pasado a otra gente. Pero sí suelo partir de la realidad.


Si usted tuviera una oportunidad de cambiar el rumbo de este bonito planeta, ¿qué cambio haría? ¿Siente que no está todo perdido? (Massa, Iguazú, Argentina)

Siento que no está todo perdido, pero también pienso que un optimista es un pesimista mal informado. No hay muchos motivos para ser optimista y, sin embargo, hay que vivir como si uno tuviera esperanza porque, si no, uno se tiraría por el balcón. No tengo una fórmula para cambiar el planeta.
Creo que hay que darle mucho más voz que voto a la sociedad civil. Es decir, votar una vez cada cuatro años sirve para bien poco, aunque en este caso en España yo creo que se ha dado una lección. Yo creo que la democracia tiene que llegar a la gente y a la calle, no basta con sólo dejar el voto.
Y creo que el proceso de selección de los políticos y de los jefes de las multinacionales es parecido. Llegan arriba generalmente los más tontos de la clase o los que tienen menos escrúpulos, porque el proceso de selección es terrible. Y eso pienso que hay que cambiarlo de alguna manera.
Creo que las nuevas tecnologías, internet y tal, pueden servir dentro de 10 o 20 años para que no se vote una vez cada cuatro años, sino todos los días.


Usted que ha visitado tanto Cuba, ¿por qué no se anima y componer algún homenaje a los cientos de presos políticos que agonizan en las cárceles del castrismo? (Armando, Madrid, España)

Bueno, querido Armando, yo soy muy amigo de los cubanos, muy amigo de Cuba. Y con todo el dolor de mi corazón, cuando los últimos presos y los últimos fusilamientos, yo firmé una carta a favor de esos presos y esos pobres fusilados, y contra el gobierno de Cuba.
Con todo el dolor de mi corazón, porque durante muchos años me ha parecido un ejemplo.
¿Qué quieres que te diga? Yo sigo creyendo que, como Asterix y Obelix; es una pequeña islita al lado de Estados Unidos y no les han dejado ser libres ni tener una democracia, porque han estado acosados.
El otro día la CIA desclasificó papeles y ha habido 35 intentos de atentados contra Fidel Castro en unos cuantos años. Claro que está haciendo lo que no debe hacer y está dando lo peores argumentos a sus enemigos. Pero que lo dejen en paz.
¿Cuándo inicias una nueva gira por América Latina? (E Heiliger, Santo Domingo, República Dominicana).

Eso quisiera saber yo. He estado dos años un poquito retirado, primero porque tuve un accidente cerebral, porque empecé a reconsiderar toda mi vida y luego porque desarrollé una especie de miedo a las aglomeraciones, al público.
Ahora estoy muy recuperado de eso y estoy escribiendo nuevas canciones. Creo que grabaré en abril. Una gira creo que empezará después del verano.

Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...

...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)



Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental

No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.

Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.

Un canto que atravieso como un túnel.

Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.

Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.

En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.

No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.

¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.

Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?

Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)

Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)

(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)

Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).

Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.

No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.

Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.

Hay un jardín.


Las olas - Virginia Woolf

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido lo cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. (fragmento) 1931

Virginia Woolf - Orlando

"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombres que para oírlos hablar han vivido años su soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?- fuerza es retroceder y decir directamente al lector que espera, todo trémulo, escuchar qué cosa es la vida: ¡ay! no lo sabemos. " (fragmento)

“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”

__

“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”

__

“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”

__

“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”

__

“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”

__

“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”