Estas dos eras del mismo universo poético terminan unificándose en un recital donde el placer de escuchar nuevamente a Serrat se da la mano con el dolor de las palabras del poeta del hambre y la miseria en el centenario de su nacimiento. El tono del encuentro del catalán con su público, su garganta sexagenaria, temblorosa pero aún potente, pusieron canciones del pasado como las insuperables "Nanas de la cebolla", "Para la libertad" y "Elegía a Ramón Sijé" en la misma cosmovisión de nuevos temas como "La palmera levantina" y "El hambre".
En definitiva, y a pesar de no ser un concierto monográfico sobre Hernández como los que dio en España este 2010, el recital que trajo al Nano esta vez a Rosario fue profundamente conceptual: no llegó acompañado por su alter ego descarado Tarrés (salvo un monólogo de cinco minutos) sino por su poeta de cabecera al que, si bien retomó este año, nunca abandonó en los 38 años que pasaron entre disco y disco. Después hubo tiempo para otra hora de algunos clásicos y varios temas casi olvidados de su repertorio y no desentonaron en el clima intimista del reencuentro.
El show comenzó a la hora prevista, 21.40, a pesar de la fuerte tormenta de viento, relámpagos y lluvia que desató sobre Rosario. Dos teclados, del histórico Ricard Miralles y de Josep Mas "Kitflus", el bajo y el contrabajo de Víctor Merlo, la batería de Vicente Climent, las guitarras de Israel Sandoval y el violín de Olvido Lanza arrancaronjunto a la voz de Serrat entre bambalinas recitando "Me llamo barro, aunque Miguel me llamo/ barro es mi profesión y mi destino...". Tras cartón, sonaron las notas de "Tres heridas", una de las canciones del primer álbum dedicado a Hernández,y uno de sus mejores discos, y el protagonista hizo su aparición en escena de jean desteñidos, camisa oscura y saco negro ante un Metropolitano repleto.
Del nuevo disco se destacaron “Las abarcas desiertas”, con un estremecedor acompañamiento de violín y “Dale que dale”, con aires de rumba.
Luego de un intermedio con la banda haciendo una jam en torno a “Vagabundear”, Serrat se despachó con “Soy sinceramente tuyo”, una muy buena versión de “La bella y el metro”, “Princesa”, las olvidadas “Los recuerdos” y “Disculpe el señor”, además de “Mediterráneo” y, en los bises, clásicos como “Penélope” “Señora”, “No hago otra cosa que pensar en ti”, “Palabra de amor” en catalán y como cierre “Fiesta”. El segundo round llega esta noche a la misma hora y en el mismo lugar.
Jose L. Cavazza/La Capital