11 noviembre 2011

Voces diversas/Eduardo Galeano

"Quiero empezar por hacer un par de aclaraciones". "Algún diario publicó y algunas radios reprodujeron la noticia de que esta noche yo iba a encabezar una marcha contra el gobierno".
"Bueno, ni encabezo ninguna marcha, porque yo no encabezo nada, ¿quién soy yo para encabezar? ni esta concentración es una concentración contra el gobierno, yo entendería que al revés, esta concentración está alimentada por una esperanza que elegimos, por una esperanza que compartimos todos de que el gobierno escuche otras voces, no sólo las voces que le urgen a tomar decisiones apuradas en relación con temas fundamentales para el país, porque hay decisiones que se toman en 15 minutos, o en 20 pero después tienen consecuencias durante siglos". "Y ahora se da como un hecho consumado que el gobierno aprobó o puso su visto bueno a la instalación de las plantas de celulosa en Fray Bentos".
"Nosotros habíamos solicitado en un manifiesto que firmamos -que después hemos subrayado una vez y dos y veinte veces- que es la necesidad de que antes de tomar una decisión que nos parece grave porque puede implicar el envenenamiento del Río Uruguay, la reducción de lo que nos queda en la tierra, esto de que van a pudrir las aguas y secar las tierras que no es de ninguna manera obra de imaginación sino que es la enseñanza triste que han dejado las fábricas de celulosa por la experiencia ya realizada en tierras vecinas, sobre todo en Chile y Argentina, bueno, pues que se escuchen esos testimonios y que antes de tomar una decisión se piense mucho en lo que se va a hacer".
"Que se escuchen voces diversas porque esto de las voces diversas al fin y al cabo es también una tradición del Frente". "El Frente Amplio se llama Amplio por eso, porque nació queriendo ser amplio".
"Una conjunción de conciencias unidas bajo banderas comunes pero que vienen de l ugares diversos y que pueden tener opiniones diversas".
"Alguien dijo -no sé si Artigas, probablemente Artigas- que la contradicción es la única prueba de la libertad, pero yo además creo que la contradicción es la única prueba de la vida porque la vida es contradictoria y no hay que tenerle miedo".
"Nosotros tenemos la certeza también abonada por la experiencia histórica de que cuando se confunde la unidad con la unanimidad no se llega a buen puerto porque no existe una verdad única, sino una suma de verdades que resultan de la contradicción de las muchas verdades que la verdad contiene, entonces, no le tenemos miedo a la contradicción y no nos importa, realmente no nos importa que nos llamen traidores por discrepar ¿o acaso hemos vuelto a los tiempos de la Santa Inquisición y ahora nos van a quemar con leña verde por creer que algunas de las medidas del gobierno que está tomando son equivocadas o apresuradas?".
"No compañeros, yo creo que hay que reivindicar el derecho a la divergencia dentro de la confluencia y que esa es nuestra mejor manera de ayudar al gobierno a gobernar, ¿por qué?, porque este gobierno no nació de la oreja de una cabra y no fue votado por un señor que se llama Mercado que parece que es el que nos está tomando los deberes".
Y que ahora se dice, y me lo dicen amigos, gente querida, compañeros queridos, me dicen: "Eduardo, vos no entendés que el Mercado está satisfecho".
¿El Mercado?: "no entendés que esto no, porque el Mercado no quiere".
"¿El Mercado?. Yo me pregunto, ese señor Mercado, ¿es uruguayo?, ¿tiene credencial cívica?, ¿votó?, ¿fue votado?, ¿quién votó por el Señor Mercado?".
"El Frente Amplio no tiene que rendir cuentas al Señor Mercado, pero sí está obligado a rendir cuentas al pueblo que lo votó". "En estos días, en estos tiempos (y perdón por la garganta que me falla, la culpa de la media estación), estamos viviendo yo creo, no sólo el Frente y el gobierno sino el país todo, tiempos muy difíciles en que sin dudas el gobierno ha heredado un país hipotecado, endeudado hasta la manija, cuyos márgenes de soberanía se han estrechado, se han hecho cada vez más angostitos".
"Entonces, se vive un clima en el cual es muy difícil decir algunas cosas".
"Yo lo comprendo, comprendo que puede haber sectores de la población como ahora ocurre con algunos sectores en Fray Bentos que estén contentos con la idea de que van a trabajar".
"Este es un país desmantelado, donde el trabajo se ha convertido lamentablemente en un privilegio de pocos". "Entonces, la defensa ecologista del medio, de la tierra, del agua y también de la salud humana parece una cosa de marcianos, porque se vive un clima semejante al de aquella película -probablemente algunos de los que están acá la vieron- "Bienvenido Mr. Marshal" en la que había un pueblo español enloquecido porque venía Mr. Marshal que iba a traer la plata, que hacía las inversiones".
"Es otra cosa de la que hablan ahora los expertos todo el tiempo, día y noche hablando de las inversiones". "Me hace acordar al episodio aquel que vivimos no hace mucho, no recuerdo exactamente cuando, no hace mucho, cuando buena parte de este país quedó enferma de tortícolis por mirar al cielo esperando el avión que iba a traernos tres mil millones de dólares que habían sido prometidos por un embajador de los Estados Unidos que es muy meterete, que por cierto ahora está urgiendo al Parlamento que apruebe una ley de inversiones que contiene cláusulas coloniales y humillantes para el país".
"Este señor meterete no se ha enterado de que el país cambió porque la gente votó para que el país cambiara y cosas que antes resultaban normales, humillaciones aceptadas como costumbre en tiempos del poder "blanquirado" o "coloranco", ahora ya pasan a ser ofensas graves a la dignidad nacional recuperada. Y creo que es no sólo nuestro legítimo derecho, sino también nuestra obligación, nuestro deber, recordarle a este gobierno que muchos sentimos que es nuestro gobierno, recordarle que la dignidad es su obligación principal y que no se equivocó el tipo aquel que dijo: "No venderemos el rico patrimonio de los Orientales al bajo precio de la necesidad".

(*) Discurso completo enviado por La Voz del País para abc1 Digital, del escritor Eduardo Galeano en el acto de la Plaza Libertad celebrado el pasado viernes 27 de mayo de 2005 en contra de la instalación de las plantas de celulosa Botnia y ENCE en Fray Bentos.

Eduardo Galeano

Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...

...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)



Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental

No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.

Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.

Un canto que atravieso como un túnel.

Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.

Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.

En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.

No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.

¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.

Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?

Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)

Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)

(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)

Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).

Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.

No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.

Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.

Hay un jardín.


Las olas - Virginia Woolf

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido lo cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. (fragmento) 1931

Virginia Woolf - Orlando

"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombres que para oírlos hablar han vivido años su soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?- fuerza es retroceder y decir directamente al lector que espera, todo trémulo, escuchar qué cosa es la vida: ¡ay! no lo sabemos. " (fragmento)

“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”

__

“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”

__

“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”

__

“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”

__

“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”

__

“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”