
Quienes se aventuren en las atractivas páginas de su obra más reciente, se encontrarán “con un libro que busca salir de lo común. Ya desde su formato, que es cuadrado, con dibujos y fotos. Y también desde lo estrictamente periodístico-literario. Fuera de lo común porque se cuentan dos cosas: la relación que me une con Joaquín Sabina por un lado y por el otro, el momento en el que pasó por una depresión que lo dejó afuera de los escenarios por un rato largo”.
Como buen escritor independiente, por estos días Masello devora kilómetros de rutas para distribuir su nuevo libro, que ya se encuentra convenientemente presente en las librerías de Bariloche. “También se cuenta un poco el momento previo a la depresión y la post-depresión, hace hincapié justamente en la salida, a través de la voz del propio Sabina y de varias personas cercanas a él, como Silvio Rodríguez o sus músicos y coristas. Además, se suman otras voces, algunas directamente hablando de Joaquín o de temas relacionados con él, así aparecen Maradona, Charly García, Vargas Llosa, Iván Noble y Adriana Varela, que también escribió el prólogo. Es introducirse en un período de su vida a través de los propios protagonistas”, remató el autor.
¿Y cuál será la relación que une a este periodista de perfil bajo con tamaña figura de la canción? “Él la catalogó como amistad”, señaló Masello. “Dos veces me dedicó un tema sobre el escenario y me llamó amigo, aunque lo vi solamente una vez en la vida. Después, la relación es que leyó cosas mías que le gustaron y me llamó por teléfono... Cuando lo conocí, fue como conocer a un amigo que nunca había visto antes y así me recibió él. Cuando entré a verlo, me abrazó y me dijo: ¡por fin nos vemos! No tuvimos tiempo de hablar mucho más allá de lo periodístico pero luego me volvió a dedicar un tema sobre el escenario”.
No a cualquiera
Es una anécdota de fuste. “La primera vez que lo hizo, explicó que durante un período de su vida había estado como alejado y que los cambios obligatorios que había tenido que afrontar si quería seguir viviendo, lo habían alejado de ciertas personas o amistades. Pero también había ganado otras y entre ellos, estaba yo. Pienso que es una amistad que se basa más en el afecto a la distancia y en los sentimientos que tiene uno cuando descubre a alguien que escribe cosas que le llegan. A mí me llega lo que él escribe y canta y por lo visto, le ha llegado lo que yo escribí sobre ciertos amigos suyos”.
Esa curiosa manera de relacionarse fue a través de la palabra escrita. “El primer contacto fue a través de entrevistas que yo le había hecho a Adriana Varela, a Serrat, a García Montero -un poeta amigo de él-, creo que a Aute también, es decir, todas entrevistas a personas cercanas que le llegaron una vez que estaba en Buenos Aires y había ido a comprar varias primeras ediciones de libros. Lo que me sigue llamando la atención hasta el día de hoy es que se haya dedicado a hojear mis entrevistas teniendo al lado primeras ediciones de Cortázar, García Márquez o Lorca. A mí me encantan los libros viejos, así que llama la atención que haya prestado atención a un sobre que tenía mis notas. Después de que leyó eso, me llamó por teléfono”, relató el periodista.
El recorte que practica “Tras las huellas...” se explica porque aquel encuentro “fue justo cuando había venido a la Argentina, en su vuelta a los escenarios. Cuando me había llamado por teléfono la primera vez, había quedado pendiente una entrevista, trunca porque él estaba afónico. Luego no lo vi por años porque justamente, no salía de su casa. Iban los músicos a buscarlo para ver si se podía grabar el disco nuevo y se iban, entonces fue retratar esos años que había pasado encerrado, lo que habían vivido él mismo y sus músicos”.
Con varias voces
Existe además otro ingrediente de peso, porque “es un período sobre el cual no hay mucho material, porque libros sobre Sabina hay muchos: sobre sus primeros pasos artísticos, una biografía que llega hasta 2000, un libro de conversaciones de un periodista español en el que se refiere un poco a la depresión pero desde un solo punto de vista y yo buscaba multiplicarlo...
Por eso, quería tomar todas las voces, desde los más íntimos hasta quienes lo quieren pero no lo ven todos los días, como Silvio Rodríguez o Ismael Serrano. Me pareció que era bueno tomar como punto de partida ese momento, el que pasó encerrado. A la vez también hablar de otras cosas, porque hay momentos del libro que son como ensayos en los que me refiero a temas particulares suyos: cómo se lo puede vincular a artistas como Leonard Cohen, por ejemplo o la relación que puede llegar a tener con el subcomandante Marcos. También hay dos cuentos míos que toman como referencia a Sabina, así que es como mezclar una serie de cosas sin que resulte un híbrido, sino un libro con carácter propio que sea distinto, tanto desde lo visual como lo literario”, señaló el autor.
Serrat, Roos, Sabina... No debe ser fácil contactar con gente de agendas tan apretadas desde el Sudoeste rionegrino. Para esos cometidos, residir aquí implica “dificultades en su mayoría. La facilidad puede ser que la tranquilidad que se vive acá te permite estar cada tanto, encerrado sin ver la luz del Sol para escribir. Ahora, para todo lo demás, es decir, hacer entrevistas y demás, se complica y mucho. En realidad, de este trabajo algunas entrevistas ya estaban hechas, otras fueron hechas específicamente para el libro y para todas tuve que viajar. Hay una que es telefónica a Madrid con Ismael Serrano, hay entrevistas por correo electrónico y contactos por correo electrónico que después se transforman en entrevistas. Pero sí, son más las complicaciones pero también es lo que uno eligió. Si viviera en Buenos Aires, tendría acceso a más personas pero no la tranquilidad para tener ideas locas como hacer este libro”. Y se sabe, la creatividad no tiene demasiado que ver con la cordura.