30 diciembre 2013

Mejor que arder / Clarice Lispector

Era alta, fuerte, con mucho cabello. La madre Clara tenía bozo oscuro y ojos profundos, negros.
Había entrado en el convento por imposición de la familia: querían verla amparada en el seno de Dios. Obedeció.
Cumplía sus obligaciones sin reclamar. Las obligaciones eran muchas. Y estaban los rezos. Rezaba con fervor.
Y se confesaba todos los días. Todos los días recibía la hostia blanca que se deshacía en la boca.
Pero empezó a cansarse de vivir sólo entre mujeres. Mujeres, mujeres, mujeres. Escogió a una amiga como confidente. Le dijo que no aguantaba más. La amiga le aconsejó:
-Mortifica el cuerpo.
Comenzó a dormir en la losa fría. Y se fustigaba con el cilicio*. De nada servía. Le daban fuertes gripas, quedaba toda arañada.
Se confesó con el padre. Él le mandó que siguiera mortificándose. Ella continuó.
Pero a la hora en que el padre le tocaba la boca para darle la hostia se tenía que controlar para no morder la mano del padre. Éste percibía, pero nada decía. Había entre ambos un pacto mudo. Ambos se mortificaban.
No podía ver más el cuerpo casi desnudo de Cristo.
La madre Clara era hija de portugueses y, secretamente, se rasuraba las piernas velludas. Si supieran, ay de ella. Le contó al padre. Se quedó pálido. Imaginó que sus piernas debían ser fuertes, bien torneadas.
Un día, a la hora de almuerzo, empezó a llorar. No le explicó la razón a nadie. Ni ella sabía por qué lloraba.
Y de ahí en adelante vivía llorando. A pesar de comer poco, engordaba. Y tenía ojeras moradas. Su voz, cuando cantaba en la iglesia, era de contralto.
Hasta que le dijo al padre en el confesionario:
-¡No aguanto más, juro que ya no aguanto más!
Él le dijo meditativo:
-Es mejor no casarse. Pero es mejor casarse que arder.

20 diciembre 2013

"Siento vergüenza ajena" por senadores que aprobaron el ascenso de Milani

Para la dirigente de Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, "es un retroceso para la democracia" y una "vuelta a la Obediencia Debida. No se ha escuchado ni a la madre de Ledo". 

 La madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Nora Cortiñas expresó hoy que le dieron "asco" los senadores que ayer aprobaron el pliego de ascenso a teniente general del jefe del Ejército, César Milani, cuestionado por su presunta participación en la represión durante la última dictadura, y remarcó que la designación significa "la vuelta a la Obediencia Debida".
"Lo de ayer fue un retroceso. Un irrespeto total a la lucha de más de 30 años que llevamos los organismos de derechos humanos", consideró Cortiñas sobre la sesión en la que el oficialismo, con el apoyo de aliados, avaló en el Senado el ascenso del cuestionado general.

En tanto, la madre de Plaza de Mayo opinó que "los 30 años de democracia quedaron plasmados, ahí en ese recinto, como la pérdida de lo que es la democracia", y manifestó que "no se puede poner en un cargo de esa importancia a una persona que mínimamente está implicada" en delitos cometidos durante la última dictadura.

Con una postura contraria a algunos organismos de derechos humanos cercanos al Gobierno, que no impugnaron el ascenso de Milani y se limitaron a pedir que se investigue su actuación antes de plantear una acusación, Cortiñas señaló que "cada día se va a acercando más en la comprobación de la actuación de este personaje" en delitos de lesa humanidad.

En este sentido, defendió la postura del Centro de Estudios Legales y Técnicos (CELS), que ayer reiteró el pedido para que se pase a retiro al jefe del Ejército, y afirmó que el kirchnerismo "ni siquiera escuchó la opinión de un organismo que marcó la historia en la lucha por los derechos humanos". En tanto, Cortiñas afirmó que la decisión del Ejecutivo de ascender a Milani "es un retroceso" para la democracia y consideró que con el nombramiento "volvimos a la Obediencia Debida", por la ley dictada durante el gobierno de Raúl Alfonsín que eximió de culpa a los militares por debajo del grado de coronel.

"No se ha escuchado ni a la madre del soldado, ni a su familia, ni al organismo que siempre marcó la historia nuestra en la lucha por los derechos humanos, como es el CELS", expresó Cortiñas, que además aseveró que "hay un capricho y una intencionalidad de querer cerrar una etapa de la historia y así no se cierra".

El pliego de ascenso de Milani a teniente general fue aprobado ayer el Senado por 39 votos a favor y 30 en contra, en una sesión marcada por las graves acusaciones de la oposición que no apoyó la iniciativa y calificó de "genocida" al jefe del Ejército.

Fuente: continental.com.ar

19 diciembre 2013

Claudio "Pocho" Lepratti

Claudio "Pocho" Lepratti, más conocido como "El ángel de la bicicleta", fue un militante social argentino, asesinado en medio de la represión llevada a cabo por la Policía de la Provincia de Santa Fe, durante la crisis en Argentina del año 2001.

Claudio Lepratti
27 de febrero de 1966 - 19 de diciembre de 2001


05 diciembre 2013

Mandela

La pobreza no es natural, es creada por el hombre y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Y erradicar la pobreza no es un acto de caridad, 
es un acto de justicia.

Nelson Mandela




25 noviembre 2013

LAS HERMANAS MIRABAL

Hoy, Día de la No Violencia Contra la Mujer es el mismo día que morí, o, mejor dicho, me mataron, el 25 de noviembre de 1960.
Soy dominicana. Mi nombre es Minerva Mirabal. Mis hermanas, Patria y María Teresa, y yo, luchamos por la libertad política de República Dominicana, contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Por ello fuimos varias veces perseguidas y encarceladas.
El día de mi muerte veníamos de visitar a nuestros esposos, encarcelados también por luchar contra los abusos de Trujillo, en la prisión de Puerto Plata. Viajábamos en un jeep de regreso a nuestras casas cuando un carro nos interceptó. Nos obligaron a bajar, nos empujaron al carro de los matones, miembros del Servicio de Inteligencia Militar y nos llevaron a un lugar en la carretera que bordeaba un precipicio.
Allí morimos, brutalmente asesinadas a garrotazos. Luego colocaron nuestros cadáveres en el vehículo y lo arrojaron hacia el abismo.
Fue el principio del fin para Trujillo. El asesinato le trajo muchos inconvenientes. La muerte de las hermanas Mirabal causó grandes reacciones en República Dominicana y todo eso contribuyó a despertar conciencia en el pueblo. Trujillo fue asesinado el 30 de mayo de 1961.
Fue hace 49 años. Antes de morir, prometí que "Si me matan... yo sacaré mis brazos de la tumba y seré más fuerte"…
Cómo no sentirme más fuerte…hoy, miles de mujeres recuerdan el día de mi muerte como el Día de la No Violencia Contra las Mujeres.
En el Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, celebrado en Bogotá, Colombia, en 1981, se decidió conmemorar cada 25 de noviembre como Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer.
Después, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en 1999.
Me mataron, pero hoy soy más fuerte porque tengo conmigo la fuerza de todas las mujeres, las que se rebelan contra las agresiones, las que sufren estas agresiones y las que luchan, como yo luché. Soy libre, como libre es la mariposa, el nombre que elegí para militar en la clandestinidad.
Hoy es el día de mi muerte. Hoy es día de protesta contra todo tipo de violencia contra las mujeres. No dejes que te agredan ni que te maten. Tienes contigo mi fuerza, y también la de todas las mujeres.

19 noviembre 2013

“Nací para escribir, como otras personas nacen para pintar… eso es todo”

 Muere la escritora británica Doris Lessing, Premio Nobel de Literatura en 2007.

La británica Doris Lessing, una de las escritoras más influyentes del pasado siglo, ha fallecido este domingo a la edad de 94 años, confirmó un portavoz de la familia.

Autora de más de 50 novelas, durante su carrera Lessing fue galardonada con numerosos premios, entre ellos el Nobel de Literatura en 2007, el Príncipe de Asturias (2001) o el Premi Internacional de Catalunya (1999).

Lessing falleció "en paz" en la madrugada de este domingo en su casa del norte de Londres, según ha señalado Jonathan Clowes, su agente y amigo de toda la vida, si bien no se ha revelado la causa de la muerte.

"Era una escritora maravillosa con una mente fascinante y original; ha sido un privilegio trabajar para ella y le echaré de menos inmensamente", ha afirmado Clowes.

Antes de la confirmación oficial de la muerte de Lessing, las redes sociales ya se habían hecho eco de la noticia, que posteriormente adelantó The Guardian.

Obra amplia y de temática variada


Conocida sobre todo por El cuaderno dorado (1962), donde analiza la personalidad y la creatividad femeninas, la obra de Lessing es amplia y toca una temática variada, desde la cuestión de la identidad en culturas ajenas hasta el umbral de la locura.

En un mensaje en Twitter, la autora y crítica Lisa Jardine se ha referido a su fallecimiento como una "enorme pérdida", al tiempo que la escritora fue descrita por la agente Carole Blake como una "escritora y mujer increíble".

En esa misma red social, la también escritora Lisa Appignanesi ha escrito: "una de nuestras grandísimas escritoras nos ha dejado la pasada noche. RIP".

Los medios locales recordaron hoy que Lessing, cuyos primeros textos se centraban en la crítica social y fueron considerados comunistas, como Canta la hierba (1950) o la pentalogía Hijos de la violencia, llevaba más de medio siglo residiendo en el norte de Londres.

A los 88 años, la británica se convirtió en la autora de más edad en ganar el Nobel de literatura, cuando se impuso al que entonces era el candidato favorito, el autor estadounidense Philip Roth, y se enteró de la noticia por los periodistas que aguardaban a la puerta de su domicilio.

Otros libros de Lessing son La buena terrorista (1985), El quinto hijo (1988) o los que escribió bajo el pseudónimo de Jane Somers, como Diario del buen vecino (1983), con la intención de demostrar las dificultades para publicar que afrontaban los escritores noveles.

17 noviembre 2013

Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación,
 la revolución tecnológica 
y su vida centrada en su triunfo personal.

José Saramago

14 noviembre 2013

Nobel de Literatura 2013 / ALICE MUNRO

La escritora canadiense, celebrada autora de relatos como "Demasiada felicidad" y flamante ganadora del Premio Nobel de Literatura, es conocida por sus historias ambientadas en contextos pequeños que plantean dilemas morales y reflexionan sobre la relación entre memoria, presente y futuro.

A los 82 años, Munro es una de las autoras actuales más valoradas y está considerada como una maestra del relato corto: lleva escritas doce colecciones de cuentos y dos novelas y ha sido traducida a más de trece idiomas.
Comparada con el dramaturgo y cuentista ruso Anton Chejov, su narrativa, sin embargo, está más cerca de sus colegas Flannery O´Connor, Eudora Welty y Katherine Anne Porter, representantes de esa zona del sur de los Estados Unidos que grabara en letras de molde William Faulkner.

Munro (Wingham, Ontario, 1931), ha tenido una infancia claustrofóbica, en un mundo que -según confesó alguna vez- seguía viviendo como en el siglo XIX a mitad del XX. Hacia los 60 ya estaba casada, vivía en Vancouver, era ama de casa y, en un momento de insatisfacción, empezó a escribir relatos a la hora de la siesta de sus hijos.

La escritora tiene una manera muy particular de abordar la  narración de las circunstancias cotidianas, un territorio que domina y suele poblar con personajes cargados de esperanza y de  desazón al mismo tiempo, que sienten, padecen y se distinguen por una universalidad que sobrepasa tiempos y espacios sin dificultad.

Galardonada antes con el Man Booker International Prize (le fue otorgado en 2009 por "la gran contribución de su obra al panorama literario mundial"), la autora construye relatos atravesados por la extrañeza en los que los acontecimientos funcionan como meras excusas para presentar personajes que reflexionan en voz alta sobre la relación entre memoria, presente y futuro.

Algo del espíritu pionero, de la resolución emprendedora y del destino asumido con resignación se encuentra en sus historias de gente resistente y carente de artificio, sin que la literatura haya hecho más que mostrarlos: Munro usa metáforas audaces y divertidas para retratar la mentalidad algo anticuada de personajes inspirados en su propia familia.

Hace un tiempo, tras la publicación de "La vista desde Castle Rock", la escritora aseguró que abandonaría la escritura, aunque luego indicó que le resultaba imposible comportarse "como una señora normal sin obligaciones" y que para combatir el aburrimiento se puso de nuevo a escribir.

Entre sus obras se destacan "Mi vida querida", "Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio", "Escapada", "Relatos entrelazados", "Las lunas de Júpiter", "El progreso del amor", "Amistad de juventud", "Secreto a voces" y "El amor de una mujer generosa", entre otras.

La última novela de Munro publicada en la Argentina fue "La vida de las mujeres" (Lumen), una novela de corte autobiográfico escrita cuando la autora tenía cuarenta años en la que aborda algunas de sus vivencias -especialmente las relacionadas con la vocación literaria- a partir del relato de Del Jordan, una joven que debe optar entre una existencia anodina en la aldea donde nació o los desafíos y peligros que le depara la vida urbana.

La relación con los vecinos, el despertar sexual junto a un hombre mayor que ella, las dudas existenciales que le produce la omnipresente religión y la relación pasional con un chico de baja condición social, despuntan en esta narración de la escritora.

A principio de este año el sello Random House Mondadori publicó “Mi vida querida”, una nueva colección de cuentos donde explora el mundo del amor, sus encantos y desencantos, sus alegrías y decepciones, sus gozos y sombras, con la misma o superior pericia que narradoras más jóvenes y acaso no tan prolíficas.  

Fuente: http://www.telam.com.ar/

27 octubre 2013

20 octubre 2013

La mirada de Sara Facio

-Perdón, Sara.
Mariana Facio, joven, pelo oscuro -su sobrina-, anuncia que ya está aquí el chico de los martes que viene a digitalizar la biblioteca.

-Decile que pase. Nos vamos a tener que ir de acá.

Sara Facio camina hasta otro despacho, cierra la puerta. Sobre el escritorio hay una regla rotulada con su nombre.

-Digitaliza mi biblioteca de fotografía. La voy a donar al Museo Nacional de Bellas Artes. Tengo que pensar en cuando yo no esté. Mis herederas más directas serían mis sobrinas: Mariana, que es fotógrafa, y Claudia. Ellas quedaron solas y yo las crié. Pero a ninguna de las dos les interesa la lectura.

-¿Vos criaste...?

-Sí. Como si fueran mis hijas.

Mariana Facio entra, deja dos vasos con agua tónica sobre el escritorio. Sara Facio le pregunta: "¿Quién es mi hija?". "¿Yo?", le contesta Mariana. Un par de semanas más tarde Mariana confesará que la desconcertó que su tía le hiciera esa pregunta. Que nunca le había dicho nada así delante de un desconocido.
* * *
Era 1955 y el barco Bretaña, de la Société Générale, tardó veinticinco días en llegar a Marsella. Desde allí Sara y Alicia tomaron el tren a París, donde alquilaron un cuarto ínfimo, sin baño pero con kitchenette.

-A ese cuartito invitábamos a comer a los amigos. Al otro día, a las ocho de la mañana, venía el cartero con una tarjeta de agradecimiento. Mirá cómo funcionaban las cosas.

-¿La educación?

-Sí, pero además, el correo.

-¿Con quiénes se veían?

-Muy pocos. Pintoras, escultoras amigas que recién empezaban. Y María Elena, que estaba haciendo su espectáculo con Leda Valladares. Nos habremos visto dos veces, porque ellas laburaban todos los días.

Pasaron por Italia, por Austria, por Inglaterra, pero fue en Alemania donde todo cambió. Allí, esas dos chicas, que habían ido a Europa para escribir un libro sobre la historia del arte, compraron dos cámaras y vieron, por primera vez, una muestra de fotos.

-Era de un teórico alemán, Otto Steinert.

Ahí me di cuenta de que la fotografía podía ser un arte.

Cuando regresó a la Argentina, en 1957, Sara Facio ya no era, ni quería ser, pintora.

-¿No sentiste que dejabas algo importante atrás?

-No. Yo estaba encantada de volver porque se había ido el peronismo.
* * *
Sara Facio. Con voz de maestra de jardín de infantes puede declarar esto: "A mi abuela, que estaba al frente del restaurante, la mató el peronismo cuando pusieron el laudo". O esto: "Hace años fui a un encuentro de fotógrafos en México. El invitado especial era Mario Benedetti. Empecé mi conferencia diciendo que no entendía por qué si tenían a Juan Rulfo, que además de ser un gran escritor era fotógrafo, el invitado era Mario Benedetti, que nunca había sacado una foto en su vida".

10 octubre 2013

El nuevo libro de Joaquín Sabina


Joaquín Sabina tiene nuevo libro, “Muy personal”, que Planeta publicará el 26 de noviembre, y que la propia editorial avanza de este modo: “A partir de una introducción del autor que nos sitúa en su mundo, la obra es una sucesión de dibujos, poemas empezados, letras de canciones que pudieron haber sido y no fueron. También encontraremos crónicas a vuela pluma de sus conciertos, viajes o comentarios a noticias de actualidad. ‘Sabina muy personal’ es el resultado de muchos días en los que su autor se encerraba para concentrarse entre concierto y concierto. Tenía prohibido hablar para recuperar la voz, y los cuadernos y sus miles de rotuladores eran sus aliados para matar el tiempo. Mucho más que un diario y más que un libro de apuntes. ‘Sabina muy personal’ es un libro único lleno de curiosidades.”

03 octubre 2013

AMOR A PRIMERA VISTA / Wistawa Szymborska

Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.


Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,
que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.

Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.

Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.






28 septiembre 2013

Mucho más allá, Alejandra Pizarnik


¿Y si nos vamos anticipando de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?
¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir,
sólo por ver si se puede decir:
"¿es que yo soy? ¿ verdad que sí?
 ¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.

21 septiembre 2013

El extranjero agradecido

Pocos asumieron como él la tradición literaria, entablando con ella un diálogo que nos depara una obra regida por la precisión y la pasión.

 A partir de un cierto momento, cuando en los ochenta se instaló definitivamente en Barcelona, y luego en Torroella de Mongrí, la existencia fue para Juan Luis Panero una serie de juegos para aplazar la muerte, los jocs per ajornar la mort, de su querido Joan Vinyoli. Unos ritos que pasaban primero por la poesía, su libro de 1984 en la editorial Renacimiento es muy representativo de lo que ha sido el conjunto de su obra, la cual se completaba trece años después en Tusquets sin que apenas haya crecido desde entonces. Sin embargo, pocos poetas como él tuvieron tan bien asumida la tradición literaria y dialogaron con ella para proporcionarnos una obra regida por la precisión y la pasión. No olvidemos tampoco que, en cierta forma, Panero, como Gil de Biedma (le gustaba comentar que ambos hicieron de su poesía una curiosa mezcla de Eliot y Edith Piaff), siempre escribió el mismo libro, una especie de autobiografía sentimental, estética y moral.

Otro rito fue el de la conversación, transcurrida entre bromas privadas, la ironía y el buen humor, en aquel restaurante de Peratallada que tanto le gustaba, empezando por el brou, un buen vino, la caza de temporada, y la sachertorte de postre; o en su casa del Ampurdán, donde en las interminables sobremesas se pasaba revista a la mejor poesía contemporánea, que conocía tan bien, sobre todo la inglesa, hispanoamericana y española, de Eliot a Borges, Octavio Paz, Cernuda o Gil de Biedma, sus poetas más afines, junto al clásico Jorge Manrique.

03 septiembre 2013

Muerte de un naturalista / Seamus Heaney



Durante todo el año el dique de lino supuraba
en el corazón del pueblo; verde y de cabeza pesada
el lino se pudría allí, aplastado por enormes terruños.
A diario chorreaba bajo un sol de justicia.
Burbujas gorgojeaban con delicadeza, moscardones
tejían una fuerte gasa de sonido en tomo al olor.
Había también libélulas, mariposas con lunares,
pero lo mejor de todo era esa baba caliente y espesa
de huevos de rana que, a la sombra de las orillas,
crecía como agua coagulada. Aquí, cada primavera
yo llenaría los tarros de mermelada con gelatinosas
motas para poner en fila en el alféizar de la casa,
y en el colegio, sobre estantes, y esperaría y miraría
hasta que los puntos engordasen estallando en ágiles
renacuajos nadadores. La Señora Walls nos contaría cómo
a la rana padre se le llamaba rana toro
y cómo croaba y cómo la mamá rana
depositaba centenares de pequeños huevos y eso eran
babas de rana. También se podía predecir el tiempo por las ranas
pues eran amarillas al sol y marrones
bajo la lluvia.
Entonces, un caluroso día cuando los campos apestaban
a boñiga de vaca sobre la hierba, las airadas ranas
invadieron el dique de lino; yo atravesaba los marjales
agachado y al son de un áspero croar que no había oído
antes. El aire se espesó con un coro de bajos.
Justo al pie del dique ranas de gordas barrigas sé mantenían alertas
sobre terruños; sus nucas sueltas latían como velas. Algunas saltaban:
el slap y plop eran amenazas obscenas. Algunas se sentaron
dispuestas como granadas de barro, con sus calvas cabezas pedorreando.
Me sentí enfermo, di la vuelta y corrí. Los grandes reyes babosos
se reunían allí para vengarse y supe
que si metía mi mano las babas la agarrarían.

01 septiembre 2013

Fragmentos del libro invisible / Silvina Ocampo

"Creo en un número incalculable de dioses que moran en el sonido, en la forma, en el color, en la fragancia. (...) Las flores y todos los elementos que componen la naturaleza tienen voces sutiles. El espacio está tejido por estas voces. El silencio jamás es absoluto. En las noches más profundas oímos siempre un murmullo lejano, revelador de una suma de infinitesimales voces: todos los pensamientos que se formulan en el mundo vibran en esas voces. En una piedra podemos oír, si escuchamos con atención, el trayecto del tiempo; en el ruido de la lluvia podemos oír el diálogo vacilante de los primeros hombres; en ciertas plantas podemos oír a las mujeres de la antigüedad elaborar secretos; en el estruendo de las olas que se elevan en los mares podemos oír la aclaración de algunos hechos históricos; ciertas alondras nos traen anuncios del futuro más próximo. Si ustedes no se dignan oír estas voces, cómo podría un dios oír las vuestras?".


26 agosto 2013

Historia verídica / Julio Cortázar

A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caros, pero descubre con asombro que por milagro no se le han roto.
Ahora este señor se siente profundamente agradecido, y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere en seguida un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche, y al agacharse sin mayor inquietud descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables, y que en realidad el milagro ha ocurrido ahora.

24 agosto 2013

Las cosas / Jorge Luis Borges


El bastón, las monedas, el llavero,
la dócil cerradura, las tardías
notas que no leerán los pocos días
que me quedan, los naipes y el tablero,

un libro y en sus páginas la ajada
violeta, monumento de una tarde
sin duda inolvidable y ya olvidada,
el rojo espejo occidental en que arde

una ilusoria aurora. ¡Cuántas cosas,
láminas, umbrales, atlas, copas, clavos,
nos sirven como tácitos esclavos,

ciegas y extrañamente sigilosas!
Durarán más allá de nuestro olvido;
no sabrán nunca que nos hemos ido.

16 agosto 2013

Charles Bukowski

"Mi padre era un gran maestro literario", recuerda el célebramente deshilvanado y bebedor poeta y novelista Charles Bukowski, que murió en 1994. "Me enseñó el significado del dolor, del dolor sin razón". De los 6 a los 11 años de edad, su padre le golpeó tres veces a la semana con una correa de afeitar, recuerda en el absorbente y definitivo retrato documental ‘Bukowski: Born Into This', de John Dullaghan.
Visitando de nuevo la casa donde pasó su infancia en Los Angeles, donde tomaban lugar las golpizas, Bukowski la llama, irónicamente, "la casa de los horrores", con una voz cansina que reúne a Kevin Spacey y William S. Burroughs con un toque de Tennessee Williams. Esas palizas, confiesa, fueron esenciales para la formación de su estilo literario magro y brutal, que no admitía filtraciones de sentimentalismo. Cuando te pegan sobre bases regulares, dice, "tú dices lo que quieres decir".
Algunas de las entrevistas en la película fueron hechas para la televisión europea. Los fragmentos son hábilmente entrelazados con los recuerdos de sus viejos compañeros de parranda, otros escritores y la segunda esposa de Bukowski, Linda, su musa, con la que se casó en 1985. Sin demasiadas tensiones, la película ofrece razones sólidas para considerar a Bukowski uno de los más importantes poetas estadounidenses cuyo trabajo fue un duro reproche del amable formalismo académico.
Bukowski no disfrutaba siempre de su condición maldita. Un paria en la secundaria, sufrió de un severo acne vulgaris, que cubría su cara con llagas supurantes y que dejó su piel completamente picada. Recuerda haberse quedado fuera, desconsolado y en la oscuridad, de su baile de gala: se sentía demasiado humillado como para dejarse ver.
En años posteriores Bukowski bravuconeaba de sus habilidades sexuales. Sin embargo, permaneció virgen hasta los 24, la edad que tenía cuando publicó su primera historia. Su descripción (en la novela ‘Mujeres')de su iniciación sexual con una mujer obesa a la que acusó injustamente de haberle robado su billetera, es un comienzo espectacularmente poco prometedor para una prolífica actividad sexual, que floreció cuando la fama le ganó admiradoras.
Bukowski era sucinto en sus libros y fuera de ellos. Cita como "cumplido último" el haber sido llamado "un buen camorrero". Comenzó a escribir a los 13 porque le parecía "lo más fácil de hacer". Describe el amor como "una neblina que desaparece con los primeros rayos diurnos de la realidad".
Comenzó a escribir en serio después de viajar durante una década por todo el país, trabajando como peón, bebiendo y peleando, y absorbiendo las crudas experiencias que inspiraron su obra. Más tarde sobrevivió como cartero durante catorce años. Su hábito de la bebida contribuyó a que desarrollara úlceras hemorrágicas en 1956, de lo que no se esperaba de volviera a recuperarse. Pero continuó sus juergas durante más de cuatro décadas más antes de sucumbir ante la leucemia a los 73 años.

08 agosto 2013

Abuelas restituyó al nieto 109

Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron este mediodía que el joven Pablo Germán Athanasiu Laschan recuperó su identidad, y se convierte así en el nieto 109 en reconstruir su historia.

Así lo anunció Estela de Carlotto en conferencia de prensa en la sede de la entidad, y precisó que el joven tiene 38 años, quien no estuvo presente en el encuentro aunque reside en la Capital Federal.

Según informó Abuelas de Plaza de Mayo, Pablo Germán Athanasiu Laschan fue secuestrado junto a sus padres el 15 de abril de 1976 cuando tenía solo cinco meses y medio.

En abril de este año, Pablo fue contactado por integrantes de Abuelas y hace cerca de un mes accedió voluntariamente a realizarse el examen inmunogenético que logró determinar, en un 99,99 por ciento, su pertenencia al grupo familiar Athanasiu Laschan.

Pablo Germán es hijo del matrimonio chileno integrado por Frida Laschan Mellado y Ángel Athanasiu Jara, y nació el 29 de octubre de 1975. Mientras ambos estuvieron en Chile militaban en el MIR, una vez en Argentina, en el PRT-ERP.

El 15 de abril de 1976 el matrimonio y su hijo fueron secuestrados en un operativo que fuerzas de seguridad realizaron en el hotel en el que vivían en la ciudad de Buenos Aires.

Pablo Germán fue anotado como hijo propio con fecha de nacimiento 7 de enero de 1976 por un matrimonio con estrecha vinculación al régimen cívico-militar, tal es así que su apropiador hoy se encuentra detenido en el marco de una causa por crímenes de lesa humanidad.

El caso 108 fue esclarecido por la organización en noviembre último, al ser identificado el cuerpo de Mirtha Noelia Coutouné, cuyo embarazo, según se confirmó, no llegó a término, según reza la página de Abuelas.

02 agosto 2013

Georges Moustaki, leyenda de la canción francesa

 El cantante y compositor francés Georges Moustaki, autor de canciones populares  francesas clásicas como "Milord" o "Le Métèque", falleció este 23 de mayo a los 79 años. En 2011, Moustaki reveló que sufría problemas respiratorios y que su enfermedad "irreversible" lo dejaba "definitivamente incapaz de cantar".

Georges Moustaki, cuyo verdadero nombre era Giuseppe Mustacchi, había nacido el 3 de mayo de 1943 en la ciudad egipcia de Alejandría, de padres judios griegos inmigrados a Egipto.

Moustaki se instaló en París en 1951, donde conoció a Georges Brassens, otra importante figura de la canción francesa. De hecho, Moustaki adoptó el nombre de este cantante y compositor francés.

El artista escribió cerca de tres centenares de canciones para los más grandes intérpretes franceses, entre otros, Edith Piaf e Yves Montand, antes de cantarles él mismo con mucho éxito. Sus canciones más célebres son: “Milord” (1958), escrita para Edith Piaf y traducida en el mundo entero, y “Le Métèque" (1969), cantada primero por Pia Colombo, que se hizo muy popular en el mundo entero.

También son muy conocidas obras como “Sarah”, “Mi libertad”, “Mi soledad », “Vuestra hija tiene 20 años” y “Joseph”. Políglota y pintor, Moustaki vivía desde hace más de cuarenta años en la isla Saint-Louis, en París.

Moustaki, el cantante con cara de ‘judío errante’ –como se describe él mismo en una canción– ha partido a vagabundear a otros mundos, luego de haber marcado la historia de la canción popular francesa.

Moustaki entró al diccionario de nombres propios de Larousse no hace mucho tiempo, en 2006. Una llegada discreta al famoso diccionario francés, a imagen y semejanza de un arista que ha logrado elevarse al nivel de las más grandes figuras de la canción popular francesa.

Diletante e hiperactivo, el cantautor elogiaba la pereza y de un modo de vida apacible, pero al mismo tiempo nunca dejó de crear, no sólo canciones, pues se apasionó también por la poesía, la pintura y los viajes.

Este Ulises moderno con cara de “pastor griego” viajaba tranquilamente, con una calma a flor de piel, buscando la frase perfecta, disfrutando el placer de crear una canción. “Componer una canción es realizar un milagro”, decía (puede escuchar el sonido original en francés en esta página).

Al llegar a París a comienzos de los 50, Moustaki realiza numerosos oficios, entre otros, vendedor de libros de poesía de puerta en puerta, periodismo, cantante callejero y pianista para amenizar bares. El encuentro con Georges Brasses va a cambiar la vida del joven egipcio, pues éste reconoce que sus composiciones son “de calidad” y lo alienta a seguir en la vía artística.

Con un alma de vagabundo y de humanista, la obra de Moustaki estuvo siempre naturalmente abierta al mundo, incluso antes de que se acuñara el termino de “World music”. 


  FUENTE: http://www.espanol.rfi.fr/francia/20130523-murio-georges-moustaki-leyenda-de-la-cancion-francesa

 

Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...

...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)



Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental

No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.

Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.

Un canto que atravieso como un túnel.

Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.

Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.

En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.

No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.

¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.

Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?

Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)

Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)

(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)

Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).

Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.

No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.

Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.

Hay un jardín.


Las olas - Virginia Woolf

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido lo cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. (fragmento) 1931

Virginia Woolf - Orlando

"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombres que para oírlos hablar han vivido años su soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?- fuerza es retroceder y decir directamente al lector que espera, todo trémulo, escuchar qué cosa es la vida: ¡ay! no lo sabemos. " (fragmento)

“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”

__

“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”

__

“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”

__

“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”

__

“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”

__

“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”