30 octubre 2012
27 octubre 2012
Sylvia Plath
Sylvia Plath
27 de octubre de 1932 – 11 de febrero de 1963
La campana de cristal (fragmento)
21 octubre 2012
Carta a mi madre / Juan Gelman
a Teodora
recibí tu carta 20 días después de tu muerte y cinco minutos después de saber que habías muerto / una carta que el cansancio, decías, te interrumpió / te habían visto bien por entonces /aguda como siempre / activa a los 85 años de edad pese a las tres operaciones contra el cáncer que finalmente te llevó/
¿te llevó el cáncer? / ¿no mi última carta? / la leíste, respondiste, moriste / ¿adivinaste que me preparaba a volver? / yo entraría a tu cuarto y no lo ibas a admitir / y nos besábamos / nos abrazamos y lloramos / y nos volvemos a besar / a nombrar / y estamos juntos / no en estos fierros duros /
vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo / ¿por qué no me esperaste un poco más? / ¿temías por mi vida? / ¿me habrás cuidado de ese modo? / ¿jamás crecí para tu ser? / ¿alguna parte de tu cuerpo siguió vivida de mi infancia? / ¿por eso me expulsaste de tu morir? / ¿como antes de vos? / ¿por mi carta? / ¿intuiste? /
nos escribimos poco en estos años de exilio / también es cierto que antes nos hablamos poco / desde muy chico, el creado por vos se rebeló de vos / de tu amor tan estricto / así comí rabia y tristeza / nunca me pusiste la mano encima para pegar / pegabas con tu alma / extrañamente éramos juntos /
no sé cómo es que mueras / me sos / estás desordenada en mi memoria / de cuando yo fui niño y de pronto muy grande / y no alcanzo a fijar tus rostros en un rostro / tus rostros es un aire / una calor / un aguas / tengo gestos de vos que son en vos / ¿o no es así? / ¿imagino? / ¿o quiero imaginar? / ¿recuerdo? / ¿qué sangres te repito? / ¿en qué mirada mía vos miras? / nos separamos muchas veces /
19 octubre 2012
Tras siete años de ausencia, la pianista Martha Argerich vuelve a tocar en Argentina
Argerich, de 71 años, radicada en Bruselas, reaparecerá para interpretar un programa con obras de Wolfgang Mozart, Johannes Brahms, Franz Liszt, Dmitri Shostakovich, Serguei Rachmaninoff, Darius Milhaud y Astor Piazzolla.
La pianista quebrará una ausencia que se extiende desde los conciertos que ofreció en el Luna Park y el Coliseo en 2005.
En Rosario tocará en tres encuentros, hoy, mañana y el jueves 25, a partir de las 21, en el Teatro El Círculo.
La serie de presentaciones de Argerich se completará con un concierto el miércoles 23 en el teatro municipal de Tres de Febrero de la ciudad de Paraná.
El principal ladero de Argerich en este ciclo será el pianista rosarino Daniel Rivera, radicado en Italia desde hace 38 años y habitual acompañante de la intérprete en los reducidos círculos que todavía transita, como el Festival de Lugano, en Suiza.
Argerich y Rivera asumirán esta noche un repertorio conformado por la “Sonata en Re mayor KV 381”, de Mozart (tocado a cuatro manos); y, a dos pianos, “Variaciones sobre un tema de Haydn, Op 56b”, de Brahms; “Poema Sinfónico Les Preludes”, de Liszt; “Concertino en La menor, Op. 94”, de Shostakovich; “Suite Nº 2 Op. 17”, de Rachmaninoff y “Suite Scaramouche”, de Milhaud.
Mañana, en tanto, se sumará el bandoneonista Néstor Marconi y el trazado musical de Mozart, Liszt y Milhaud se completará con “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla, “Astoriando”, de Luis Bacalov; y “Para el recorrido”, de Néstor Marconi.
El concierto del jueves 25 servirá para presentar el Martha Argerich Present Project (MAPp), el programa de estímulo para los jóvenes pianistas bajo el estilo interpretativo de la propia Argerich.
Argerich ofrece en la actualidad escasos conciertos pero sus recopilaciones en discos mantienen plena vigencia, con énfasis en autores del siglo XIX (Chopin, Beethoven, Liszt, Tchaikovsky, Brahms).
Nacida en Buenos Aires el 5 de junio de 1941, la pianista tuvo a su madre como primera maestra de música. En 1955, el presidente Juan Perón envió a su padre como agregado económico a la embajada en Viena (Austria) con el objetivo de asegurarle a Argerich la mejor educación musical. Allí comenzó a estudiar con el maestro austríaco Friedich Gulda, su mentor. Y más tarde, en Ginebra, continuó sus estudios con Madeleine Lipatti y Nikita Magaloff. En Buenos Aires, Vicente Scaramuzza los había precedido en la misma tarea de contener el espíritu rebelde de la alumna.
En 1957 ganó el Premio Busoni de Bolzano y el concurso de Ginebra; en 1965 se adueñó del premio Chopin de Varsovia. A los 24 años ya era una pianista reconocida internacionalmente.
A principios de los 80, Argerich decidió no hacer más presentaciones como solista y así lo cumplió hasta marzo de 2000 cuando tuvo una triunfal reaparición en el Carnegie Hall de Nueva York.
FUENTE: www.eldia.com.ar
16 octubre 2012
El paseo repentino/Franz Kafka

Frank Kafka, “Carta al padre”, nov. 1919
EL PASEO REPENTINO
Frank Kafka (Chequia, 1883-1923)
10 octubre 2012
Encontraron a la nieta 107 y es cordobesa
http://www.lavoz.com.ar/
03 octubre 2012
Una nueva igualdad después de la crisis
El “Siglo breve”, o XX, fue un período marcado por un conflicto religioso entre ideologías laicas. Por razones más históricas que lógicas, fue dominado por la contraposición de dos modelos económicos –e incluso dos modelos excluyentes entre sí–: el “Socialismo”, identificados con economías centralmente planificadas de tipo soviético, y el “Capitalismo”, que cubría todo el resto.
Esa contraposición, aparentemente fundamental, entre un sistema que ambiciona sacar del medio del camino a las empresas privadas interesadas en las ganancias (el mercado, por ejemplo) y uno que pretendía liberar al mercado de toda restricción oficial o de otro tipo, nunca fue realista. Todas las economías modernas deben combinar público y privado de varios modos y en varios grados, y de hecho hacen eso. Ambas tentativas de vivir a la altura de esa lógica totalmente binaria, de esas definiciones de “capitalismo” y “socialismo”, fallaron. Las economías de tipo soviético y las organizaciones y gestiones estatales no sobrevivieron a los años ´80. El “fundamentalismo de mercado” anglo-norteamericano quebró en 2008, en el momento de su apogeo. El siglo XXI tendrá que reconsiderar, por lo tanto, sus propios problemas en términos mucho más realistas.
Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...
...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)
Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental
Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.
Un canto que atravieso como un túnel.
Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.
Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.
En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.
No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.
¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.
Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?
Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)
Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)
(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)
Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).
Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.
No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.
Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.
Hay un jardín.
Las olas - Virginia Woolf
Virginia Woolf - Orlando
“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”__
“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”__
“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”__
“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”__
“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”__
“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”