29 abril 2013

Alejandra Pizarnik

Tiempo
 

A Olga Orozco

Yo no sé de la infancia
más que un miedo luminoso
y una mano que me arrastra
a mi otra orilla.

Mi infancia y su perfume
a pájaro acariciado.

25 abril 2013

Juan José Manauta

El narrador entrerriano, autor de Las tierras blancas –que fue llevada al cine por Hugo del Carril en 1959–, nunca figuró entre los best-seller, pero cosechó el reconocimiento de sus pares. Fue un ferviente comunista, tanto es así que reconocía a Gorki como su maestro.


La repetición es la esencia de la existencia: el sol sale todos los días y por la noche vuelve a ponerse. Nacimiento y muerte. Un narrador gigante, invisibilizado por el mercado editorial, puso el oído en la tierra –en esos rancheríos donde los únicos sustantivos que aplican son la pobreza, la miseria y la necesidad– para escuchar el galope en la sangre. Gualeguay, su pago natal, llora. Buenos Aires, ciudad donde vivió desde 1942, también. Juan José Manauta murió ayer a los 93 años. Un escritor nunca es sólo un estribillo. Pero a veces la mente almacena un puñado de palabras invariables, adheridas para siempre en los pliegues más íntimos de la memoria. Entonces regresa la voz de Odiseo, uno de los protagonistas de la novela Las tierras blancas. “Y otra vez el hambre. Otra vez el hambre, y es como decir: otra vez la mañana, el atardecer, el mediodía. Otra vez la primavera. Otra vez el hambre, como si dijésemos: otra vez las nubes andan hacia el crepúsculo. El hambre, el hambre-día, el hambre-estación, el hambre brisa-del-Sur que lleva las nubes hacia el horizonte.” Y otra vez la muerte, querido Manauta, “vieja y maternal, asesina, jugosa y obediente”.

18 abril 2013

José Luis Sampedro

"Tendríamos que indignarnos 1.000 veces más"
José Luis Sampedro

13 abril 2013

Clorindo Testa


Arquitecto, autor de la Biblioteca Nacional, el Banco de Londres y el Centro Cultural Recoleta, habla sin reparos sobre algunas de sus obras, las ideologías y el gusto de los argentinos por los edificios afrancesadosHay un acuerdo general de que este hombre de más de 80 años es el más artista de los arquitectos consagrados de la Argentina, que marcó tendencia con sus obras, y que para muchos tiene ese carácter que logran los muy respetados: "Estar más allá del bien y el mal".





Me recibió en su estudio, en Santa Fe y Callao, un edificio centenario y como tal, amplio y de techos muy altos. Ya al ingresar todo sorprende, empezando por el mismo Clorindo Testa. Pensándolo detenidamente, me resultó una conversación árida, ya que creo que está más acostumbrado a monologar que a dialogar. Todo a su alrededor es poco convencional, entre un tanto desprolijo y un poco caótico, las pinturas en el piso desparramadas por el estudio y sus falsos puntales a modo de instalaciones a un costado. Jóvenes que entran y salen continuamente. No es un hombre coqueto: traje gris con algunas millas recorridas, corbata finita y los anteojos sostenidos en la frente. No habla si no formulo una pregunta. Sostiene el silencio. Por momentos parece un niño caprichoso.

-Tanto Mario Roberto Alvarez como Justo Solsona y usted viven en edificios centenarios. ¿Por qué no lo hacen en casas construidas por ustedes?

-Porque eso no importa nada. Este edificio es de 1912. Va a cumplir cien años, lo cual no tiene ninguna importancia. Si estuviera en Roma, posiblemente viviría en un edificio de hace trescientos años.

-Pero uno es también el lugar donde vive...

-Si a lo mejor alguien me hubiera encargado un edificio donde yo hubiera podido quedarme hasta hoy, allí estaría.

-Frank Lloyd Wright vivía en Los Angeles, en una casa hecha por él. Dicen que usted es más artista que arquitecto.

-Eso es muy lindo. Alguien me lo dijo de otra manera hace tiempo, y desgraciadamente con el tiempo se te borran los nombres. Fue hacia finales de los años 50. Hubo una exposición en Gath & Chaves, en la calle Florida -ya no existe-, exposición que era de pintura, arquitectura, urbanismo y muchas más cosas. Era un concurso para la construcción de un lugar llamado Castel Defense, una de las primeras urbanizaciones que se hacían, al estilo de ese horror que es ahora la Costa del Sol. Con edificios como el de la avenida Figueroa Alcorta. Entonces, un señor que era crítico, pero también pintor o intelectual, no recuerdo, me dijo: "Vea, Testa, usted cuando pinta parece arquitecto, y cuando hace arquitectura parece pintor".

-¿Pero es bueno o malo?

-Para mí, es bueno. Si vos mirás mis cuadros no se sabe si es una pintura o es un plano. Además, el tema es la ciudad, las manzanas, los cuadriculados. Las dos cosas están unidas.

07 abril 2013

Lucas, sus largas marchas

Todo el mundo sabe que la Tierra está separada de los otros astros por una cantidad variable de años luz. Lo que pocos saben (en realidad, solamente yo) es que Margarita está separada de mí por una cantidad considerable de años caracol.
Al principio pensé que se trataba de años tortuga, pero he tenido que abandonar esa unidad de medida demasiado halagadora. Por poco que camine una tortuga, yo hubiera terminado por llegar a Margarita, pero en cambio Osvaldo, mi caracol preferido, no me deja la menor esperanza. Vaya a saber cuándo se inició la marcha que lo fue distanciando imperceptiblemente de mi zapato izquierdo, luego que lo hube orientado con extrema precisión hacia el rumbo que lo llevaría a Margarita. Repleto de lechuga fresca, cuidado y atendido amorosamente, su primer avance fue promisorio, y me dije esperanzadamente que antes de que el pino del patio sobrepasara la altura del tejado, los plateados cuernos de Osvaldo entrarían en el campo visual de Margarita para llevarle mi mensaje simpático; entre tanto, desde aquí podía ser feliz imaginando su alegría al verlo llegar, la agitación de sus trenzas y sus brazos.
Tal vez los años luz son todos iguales, pero no los años caracol, y Osvaldo ha cesado de merecer mi confianza. No es que se detenga, pues me ha sido posible verificar por su huella argentada que prosigue su marcha y que mantiene la buena dirección, aunque esto suponga para él subir y bajar incontables paredes o atravesar íntegramente una fábrica de fideos. Pero más me cuesta a mí comprobar esa meritoria exactitud, y dos veces he sido arrestado por guardianes enfurecidos a quienes he tenido que decir las peores mentiras puesto que la verdad me hubiera valido una lluvia de trompadas. Lo triste es que Margarita, sentada en su sillón de terciopelo rosa, me espera del otro lado de la ciudad. Si en vez de Osvaldo yo me hubiera servido de los años luz, ya tendríamos nietos; pero cuando se ama larga y dulcemente, cuando se quiere llegar al término de una paulatina esperanza, es lógico que se elijan los años caracol. Es tan difícil, después de todo, decidir cuáles son las ventajas y cuáles los inconvenientes de estas opciones.

Julio Cortázar

02 abril 2013

2 DE ABRIL

La La Guerra de las Malvinas, guerra patria que por un rato unió a los argentinos pisadores y a los argentinos pisados, culmina con la victoria del ejército colonialista de Gran Bretaña.
No se han hecho ni un tajito los generales y coroneles argentinos que habían prometido derramar hasta la última gota de sangre. Quienes declararon la guerra no estuvieron en ella ni de visita. Para que la bandera argentina flameara en estos hielos, causa justa en manos injustas, los altos mandos enviaron al matadero a los muchachitos enganchados por el servicio militar obligatorio, que más murieron de frío que de bala.
No les tiembla el pulso: con mano segura firman la rendición los violadores de mujeres atadas, los verdugos de obreros desarmados.
_____

Eduardo Galeano
De Memoria del fuego (1986) un libro con infinitas lecturas que se presta, de manera especial, para el hipertexto. Estas páginas recogen fragmentos del libro ordenados en forma cronológica y enriquecidos, en algunos casos, con fotografías, audio y textos adicionales tomados de las fuentes originales.

28 marzo 2013

Miguel Hernández

Miguel Hernández 
Orihuela, 30 de octubre de 1910 – Alicante, 28 de marzo de 1942

24 marzo 2013

Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

El recuerdo de un momento que nunca se debería olvidar desde ninguno de los aspectos culturales que nos identifican, ya que no sólo se conmemora a las víctimas de la última Dictadura militar que gobernó el país, autoproclamada Proceso de Reorganización Nacional, sino que se trata del recuerdo de un período que no se debe repetir de nuestra historia nacional.

17 marzo 2013

Hannah Arendt

Sea como sea, al decir que ningún testamento nos legó nuestra herencia, el poeta alude al anonimato del tesoro perdido. El testamento, cuando dice al heredero lo que le pertenecerá por derecho, entrega las posesiones del pasado a un futuro. Sin testamento o, para sortear la metáfora, sin tradición -que selecciona y denomina, que trasmite y preserva, que indica dónde están los tesoros y cuál es su valor-, parece que no existe una continuidad voluntaria en el tiempo y, por tanto, hablando en términos humanos, ni pasado ni futuro: sólo el cambio eterno del mundo y del ciclo biológico de las criaturas que en él viven. Es decir que el tesoro no se perdió por circunstancias históricas ni por los infortunios de la realidad, sino porque ninguna tradición había previsto su aparición ni su realidad, porque ningún testamento lo había legado al futuro. De todos modos, la pérdida, quizá inevitable en términos de realidad política, se consumó por el olvido, por un fallo de la memoria no sólo de los herederos sino también, por decirlo así, de los actores, de los testigos, de quienes por un instante fugaz sostuvieron el tesoro en la palma de sus manos, en pocas palabras, de los propios seres humanos; porque el recuerdo, que -si bien una de las más importantes- no es más que una forma de pensamiento, está desvalido fuera de una estructura de referencia preestablecida, y la mente humana sólo en muy raras ocasiones es capaz de retener algo que se presenta completamente inconexo. Así los primeros que no lograron recordar cómo era ese tesoro fueron precisamente los que, aun poseyéndolo, lo consideraron tan raro que ni siquiera supieron cómo llamarlo. En su momento, ésto no les preocupó: aunque ignoraban su tesoro, conocían bastante bien el significado de lo que hacían y sabían que eso estaba más allá de la victoria y de la derrota: "La acción que tiene un significado para el hombre vivo sólo es válida para el muerto; su cumplimiento, sólo para las mentes que la han heredado y la cuestionan, para reflexionar sobre ella y recordar. Lo fundamental es que se les escapa el 'cumplimiento', que sin duda todo hecho acontecido debe tener en la mente de quienes han de contarlo a la historia para trasladar su significación; y sin esta conciencia del cumplimiento después de la acción, sin la articulación operada por el recuerdo, sencillamente ya no había relato que se pudiera
transmitir."

06 marzo 2013

Cien años de soledad de Gabriel Garcia Marquez (fragmento)

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos.
Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquiades, hizo una truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios alquimistas de Macedonia. Fue de casa en casa arrastrando dos lingotes metálicos, y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían de su sitio, y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos tratando de desenclavarse, y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más se les había buscado, y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros mágicos de Melquíades. «Las cosas, tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-, todo es cuestión de despertarles el ánima.»

03 marzo 2013

"Como gata boca arriba" - Gioconda Belli

Te quiero como gata boca arriba,
panza arriba te quiero,
maullando a través de tu mirada,
de este amor-jaula
violento,
lleno de zarpazos
como una noche de luna
y dos gatos enamorados
discutiendo su amor en los tejados,
amándose a gritos y llantos,
a maldiciones, lágrimas y sonrisas
(de esas que hacen temblar el cuerpo de alegría)
Te quiero como gata panza arriba
y me defiendo de huir,
de dejar esta pelea
de callejones y noches sin hablarnos,
este amor que me marea,
que me llena de polen,
de fertilidad
y me anda en el día por la espalda
haciéndome cosquillas.
No me voy, no quiero irme, dejarte,
te busco agazapada
ronroneando,
te busco saliendo detrás del sofá,
brincando sobre tu cama,
pasándote la cola por los ojos,
te busco desperezándome en la alfombra,
poniéndome los anteojos para leer
libros de educación del hogar
y no andar chiflada y saber manejar la casa,
poner la comida,
asear los cuartos,
amarte sin polvo y sin desorden,
amarte organizadamente,
poniéndole orden a este alboroto
de revolución y trabajo y amor
a tiempo y destiempo,
de noche, de madrugada,
en el baño,
riéndonos como gatos mansos,
lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados
a los pies del sofá de leer el periódico.
Te quiero como gata agradecida,
gorda de estar mimada,
te quiero como gata flaca
perseguida y llorona,
te quiero como gata, mi amor,
como gata, Gioconda,
como mujer,
te quiero.

28 febrero 2013

A vista de pájaro

Dos pájaros cantores, el colibrí y el cuervo, Serrat y Sabina, se dan cita en este diccionario apasionado que viaja del amor a la muerte, de la Barcelona del Poble Sec al Madrid de la Mandrágora, de la copla al rock, del tango al flamenco, de Jacques Brel a Bob Dylan, de los poetas cantados a los poetas que iluminaron con sus versos noches de parranda infinita, de los versos de Antonio Machado a los de Ángel González.De la A de amistad a la Z de zaguán, de la C de Carnaval a la F de Fútbol pasando por la D de Dios. Lo trascendente y lo lúdico, lo amoroso y lo existencial, todo cabe en la entradas de este diccionario de emociones.He aquí palabras convertidas en canciones, formas de felicidad, vidas cruzadas de trovadores que han conformado la banda sonora de más de una generación de españoles y latinoamericanos, desde Algeciras hasta Buenos Aires, canción a canción, verso a verso.El escritor Luis García Gil, autor del elogiadísimo Serrat, cantares yhuellas, funde los universos de Sabina y Serrat en un solo libro para terminar regalando a los lectores una celebración de la vida y de la obra de estos dos cantautores irrepetibles que han sido capaces de sintetizar en canciones toda una serie de sentimientos y de anhelos.

12 febrero 2013

"Ceremonias" (fragmento) de Julio Cortázar

" Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanando en su sillón favorito, de espaldas a la puerta de lo que hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi enseguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente resteñaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contras su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. "

01 febrero 2013

María Elena Walsh

"Hoy vuelvo de países que están muertos,
después de un mar que no me dijo nada..."
María Elena Walsh

25 enero 2013

SIN JUSTICIA NO HAY DEMOCRACIA

José Luis Cabezas
(1961–1997)

17 enero 2013

Susan Sontag, fragmento



Pero ¿nunca está bien lo que se ha escrito de primera mano? Sí, claro: a veces más que bien. Y eso sólo indica, al menos para esta escritora en todo caso, que al mirarlo mejor, al expresarlo en voz alta –es decir, otra relectura- puede mejorar aún más. No estoy sosteniendo que el novelista tenga que preocuparse y sudar la gota gorda para producir algo bueno. “Lo que se escribe sin esfuerzo por lo general se leer sin placer”, afirmaba el doctor Johnson, y la máxima parece tan alejada del gusto contemporáneo como su autor. Seguramente mucho de lo escrito sin esfuerzo ofrece mucho placer. No, el meollo no es el juicio de los lectores –los cuales bien pueden preferir la obra más espontánea, menos minuciosa del escritor- sino el parecer de los escritores, esos profesionales de la insatisfacción. Se piensa: si puedo alcanzar este punto la primera vez sin demasiada lucha, ¿no podría mejorar aún más?
Y aunque esto, la reescritura –la relectura- parece un esfuerzo, en realidad es la parte más placentera de la escritura. A veces la única parte placentera. Comenzar a escribir, si se tiene en la cabeza la idea de la “literatura”, es formidable, intimidatorio. Una zambullida en un lago helado. Luego viene la parte cálida, cuando ya se tiene algo que trabajar, mejorar, editar.
Digamos que es un desastre. Pero se tiene la oportunidad de enmendarlo. Se intenta ser más clara. Más profunda. O más elocuente. O más excéntrica. Se intenta ser veraz con un mundo. Que el libro sea más amplio, más fidedigno. Se quiere una elevación por encima de la autora. La elevación del libro por encima de la mente díscola. Al igual que la estatua está sepultada en el bloque de mármol, la novela está dentro de la propia cabeza. Se pretende liberarla. Se intenta que la cosa horrible en la página se aproxime a lo que se piensa que debería ser el libro –lo que se sabe, en los espasmos de júbilo, que puede llegar a ser-. Se leen las oraciones una y otra vez. ¿Es este el libro que estoy escribiendo? ¿Esto es todo? (…)


Del ensayo La lectura como escritura (2000)
Susan Sontag. Cuestión de énfasis

09 enero 2013

Pequeño fragmento del libro de Simone de Beauvoir “Una Muerte muy dulce”

  Al pie de su cabecera fue donde vi la muerte de las danzas macabras, gesticulan y maliciosa, la muerte de los cuentos de sobremesa, que llama a la puerta con una guadaña en la mano, la muerte que viene de lejos, extranjera e inhumana: tenía el mismo rostro de mamá cuando descubría su mandíbula en su amplia sonrisa de ignorancia.
“Ya tiene edad de morir.” Tristeza y exilio de los ancianos: la mayoría ni piensa que ha llegado a esa edad. Y yo también, aun refiriéndome a mi madre, he utilizado esa fórmula. No comprendía que se pudiera llorar con sinceridad a un pariente, a un abuelo de setenta años. Si encontraba a una mujer de cincuenta años postrada porque acababa de perder a su madre, la consideraba una neurótica: todos somos mortales; a los ochenta años se es lo suficientemente viejo para convertirse en un muerto…
Pero no. No se muere de haber nacido, ni de haber vivido, ni de vejez. Se muere de algo."

25 diciembre 2012

Las Navidades de Borges

Le preguntamos hace poco a María Kodama cómo era la Nochebuena para Borges. Así supimos que, de niño, Borges pasaba la Navidad en la casa de su abuela inglesa, Frances Haslam, la madre de su padre, quien vivía al lado de su casa. Que le encantaba mirar cómo ella armaba el árbol, pero que luego sentía algo muy singular para un chico: que no merecía los regalos que le hacían.

Esta idea, de no ser merecedor de presentes, es reconocida por el propio Borges en la dedicatoria que le hace a su madre, Leonor Acevedo de Borges en la primera edición de sus Obras Completas (1974): "Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije: la niñez es tímida".

Algo de ese descontento interno, de esta autodemonización está latente en los primeros versos de su poema El espejo que comienza así: "Yo, de niño, temía que el espejo/Me mostrara otra cara o una ciega/Máscara impersonal que ocultaría /Algo sin duda atroz".

19 diciembre 2012

“Pocho” Lepratti


Claudio “Pocho” Lepratti estaba el 19 de diciembre de 2001, subido a la terraza de la escuela “Mariano Serrano” en el barrio Las Flores de Rosario, donde era ayudante de cocina. Intentó parar la represión desatada en esa ciudad en los momentos finales del gobierno de Fernando de la Rúa, cuando el intendente de la ciudad era Hermes Binner, pero los policías del móvil 2270 levantaron sus escopetas y le dispararon.

Un perdigón de plomo le atravesó la tráquea y lo mató. Fue una de las siete víctimas rosarinas de la represión que sofocó la rebelión popular que terminó de todos modos con el gobierno de la Alianza. Su padre, Orlando Lepratti, le planteó al entonces gobernador Carlos Reutemann la responsabilidad que habían tenido los funcionarios políticos en la represión.

Su amigo y compañero en ATE, Gustavo Martínez, cree que Lepratti se transformó en una nueva bandera para la ciudad. “Era un personaje atípico, muy callado, un militante barrial de muy bajo perfil. Tenía una formación sólida, pasó cinco años como seminarista e hizo votos de pobreza. Vivía en medio de la villa”, lo define.

Pocho Lepratti tenía 35 años, era el mayor de seis hermanos. Había nacido en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, pero decidió vivir en el barrio Ludueña de Rosario, donde coordinaba talleres para niños y daba clases de teología en la escuela del padre Edgardo Montaldo.

16 diciembre 2012

Muerte y Juicio / Rafael Alberti




               1

  A un niño, a un solo niño que iba para piedra nocturna,
para ángel indiferente de una escala sin cielo...
Mirad. Conteneos la sangre, los ojos.
A sus pies, él mismo, sin vida.
  No aliento de farol moribundo,
ni jadeada amarillez de noche agonizante,
sino dos fósforos fijos de pesadilla eléctrica,
clavados sobre su tierra en polvo, juzgándola.
Él, resplandor sin salida, lividez sin escape, yacente,
juzgándose.

                 2


  Tizo electrocutado, infancia mía de ceniza, a mis pies, tizo yacente.
Carbunclo hueco, negro, desprendido de un ángel que iba para piedra nocturna,
para límite entre la muerte y la nada.
Tú: yo: niño.
  Bambolea el viento un vientre de gritos anteriores al mundo
a la sorpresa de la luz en los ojos de los reciennacidos,
al descenso de la vía láctea a las gargantas terrestres.
Niño.
  Una cuna de llamas de norte a sur,
de frialdad de tiza amortajada en los yelos,
a fiebre de paloma agonizando en el área de una bujía;
una cuna de llamas meciéndote las sonrisas, los llantos.
Niño.
  Las primeras palabras abiertas en las penumbras de los sueños sin nadie,
en el silencio rizado de las albercas o en el eco de los jardines,
devoradas por el mar y ocultas hoy en un hoyo sin viento.
Muertas, como el estreno de tus pies en el cansancio frío de una escalera.
Niño.
Las flores, sin piernas para huir de los aires crueles,
de su espoleo continuo al corazón volante de las nieves y los pájaros,
desangradas en un aburrimiento de cartillas y pizarrines.
4 y 4 son 18. Y la X, una K, una H, una J.
Niño.
En un trastorno de ciudades marítimas sin escrúpulos,
de mapas confundidos y desiertos barajados,
atended a unos ojos que preguntan por los afluentes del cielo,
a una memoria extraviada entre nombres y fechas.
Niño.
Perdido entre ecuaciones, triángulos, fórmulas y precipitados azules,
entre el suceso de la sangre, los escombros y las coronas caídas,
cuando los cazadores de oro y el asalto a la banca,
en el rubor tardío de las azoteas
voces de ángeles te anunciaron la botadura y pérdida de tu alma.
Niño.
Y como descendiste al fondo de las mareas,
a las urnas donde el azogue, el plomo y el hierro pretenden ser humanos,
tener honores de vida,
a la deriva de la noche tu traje fue dejándote solo.
Niño.
Desnudo, sin los billetes de inocencia fugados en sus bolsillos,
derribada en tu corazón y sola su primera silla,
no creíste ni en Venus, que nacía en el compás abierto de tus brazos.
ni en la escala de plumas que tiende el sueño de Jacob al de Julio Verne.
Niño.
Para ir al infierno no hace falta cambiar de sitio ni postura.

Rafael Alberti

08 diciembre 2012

Oscar Niemeyer, una vida inmortalizada por su obra

El célebre arquitecto brasileño, Oscar Niemeyer, murió este miércoles a los 104 años, dejando un asombroso legado artístico con cientos de obras dispersas en Brasil y varios países del mundo.
Niemeyer murió tras luchar con problemas en los riñones y una neumonía durante casi un mes en un hospital de Río de Janeiro.
Conocido por sus diseños monumentales, de amplias curvas y generosos espacios plasmados en los principales edificios de Brasilia, Niemeyer destacó también por su firmeza política, defendiendo hasta el final la ideología comunista.
Su carrera comenzó a mediados de los años 30 y se extendió por nueve décadas. En 1988 ganó el Premio Pritzker, considerado como el “Premio Nobel de la Arquitectura” por la Catedral de Brasilia.
También fue un apasionado defensor de las causas sociales y de los valores personales. “Lo que vale es la vida entera, cada minuto también. Y creo que pasé bien por ella”, dijo Niemeyer a periodistas en el homenaje por su centenario.
“Cuando miro hacia atrás, veo que no hice concesiones y que seguí el buen camino. Eso es lo que da una cierta tranquilidad”, agregó.
Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho nació el 15 de diciembre de 1907 en el barrio Laranjeiras de Río de Janeiro y pasó su primera juventud como un típico bohemio carioca de la época, sin muchas preocupaciones por el futuro.

25 noviembre 2012

Silvio Rodríguez

Previo a su visita a Santa Fe, Silvio Rodríguez tocó anoche en el estadio Luna Park, de la ciudad de Buenos Aires. Hoy dará su segundo recital en el escenario porteño.

Acompañado por excelentes músicos, Silvio Rodríguez ofreció un recital con entradas agotadas que duró dos horas y media, en el que cantó los temas de su último trabajo discográfico, “Segunda cita”, de 2010; aunque no faltó el repaso por los temas clásicos de su repertorio, que empezó con "Rabo de nube" y continuó con otras canciones como "Gota de rocío" y "Ojalá".

24 noviembre 2012

Olga Román canta a Cuchi Leguizamón en «De agua y laurel»

Olga Román publica “De agua y laurel”, su personal homenaje al compositor argentino Gustavo “Cuchi” Leguizamón.
Lunes 26 de noviembre, 21.30 hs. Plataforma Lavardén.

De agua y laurel es el nuevo disco de Olga Román que se publicará en Argentina el próximo mes de noviembre de 2012.
Olga Román hace un homenaje al gran compositor Gustavo "Cuchi" Leguizamón (Salta, Argentina 1917-2000), creador de grandes canciones como La pomeña, Zamba de Carnaval o La Arenosa.

Bajo la dirección, arreglos y producción musical de Néstor Díaz, el disco se grabó entre julio y septiembre de este año.
El trío de músicos que acompañó a Olga Román está conformado por Horacio Hurtado en contrabajo, Horacio Straijer en percusión y Néstor Díaz en guitarras y coros.
Este disco además cuenta con Juan Carlos Baglietto y Ángela Irene, dos grandes artistas argentinos convocados a cantar con Olga Román.
El trabajo se grabó íntegramente en Buenos Aires en “La Montaña Estudios” de Néstor Díaz, quien además fue el técnico de grabación.
Las voces de Olga Román se grabaron en Madrid y el disco se terminó de mezclar en Buenos Aires, masterizado por Osvel Costa El Portugués Da Silva.
Este es el cuarto disco en solitario de Olga Román después de Vueltas y Vueltas (2001), Olga Román 2 (2005) y Seguir caminando (2011).

20 noviembre 2012

Maternidad / José Pedroni

    Desde que sé, oh amiga, que llevas el misterio;
    Tu nombre es la caricia de mi semblante serio.
    Del corazón me vienen palabras de alabanza
    Y las manos me tiemblan ligeras de esperanza.
    Mis manos, como niños que ríen olvidados,
    Después de haber llorado.

    Mujer: en un silencio que me sabrá a ternura,
    Durante nueve Lunas crecerá tu cintura;
    Y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
    Vestirás simplemente y andarás con fatiga.

    El hueco de tu almohada tendrá un olor a nido,
    Y a vino derramado nuestro mantel tendido.
    Si mi mano te toca,
    Tu voz, con vergüenza, se romperá en tu boca
    Lo mismo que una copa.
    El cielo de tus ojos será un cielo nublado.
    Tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
    Que pierde un agua limpia. Tu mirada un rocío.
    Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río.

    Y un día, un dulce día, quizá un día de fiesta
    Para el hombre de pala y la mujer de cesta;
    El día que las madres y las recién casadas
    Vienen por los caminos a las misas cantadas;
    El día que la moza luce su cara fresca,
    Y el cargador no carga, y el pescador no pesca...
    -Tal vez el Sol deslumbre; quizá la Luna grata
    Tenga catorce noches y espolvoree plata
    Sobre la paz del monte; tal vez en el villaje
    Llueva calladamente; quizá yo esté de viaje...-

    Un día, un dulce día con manso sufrimiento,
    Te romperás cargada como una rama al viento,
    Y será el regocijo de besarte las manos,
    Y de hallar en el hijo
    Tu misma frente simple, tu boca, tu mirada,
    Y un poco de mis ojos, un poco, casi nada...


José Pedroni
Maternidad (fragmento)

15 noviembre 2012

Baldomero Fernández Moreno



Al caminar parece que crujieran
las hojas de la noche y sus cristales.
Es tu hombro, tu pecho, tus rodillas
deshaciendo, esponjando, tu impermeable.

Tu impermeable te ciñe totalmente,
si llevas algo más nadie lo sabe...
Es un cilicio hecho de pliegues duros
sobre la rosa de tu cuerpo suave.

09 noviembre 2012

Carta abierta a la junta militar / Rodolfo Walsh


1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivtas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.

2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.

3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.

30 octubre 2012


Raúl Alfonsín, fue el primer presidente electo en Argentina tras una sangrienta dictadura, lo que lo convirtió en un símbolo de la democracia.

27 octubre 2012

Sylvia Plath


"Tenía que estar pasándomelo en grande, tenía que estar ilusionada como las otras chicas, pero no conseguía reaccionar. Me sentía quieta y vacía como el ojo de un tornado, moviéndome sin ninguna fuerza. (...)También recuerdo a Buddy Willard diciendo, con una seguridad siniestra, que una vez que me casara me sentiría diferente, que no iba a querer seguir escribiendo poemas. Entonces pensé que quizá fuera verdad, que cuando uno se casaba y tenía hijos era como un lavado de cerebro, y que después una iba por el mundo sedada como un esclavo en un estado totalitario...

Sylvia Plath
27 de octubre de 1932 – 11 de febrero de 1963

La campana de cristal (fragmento)

21 octubre 2012

Carta a mi madre / Juan Gelman

CARTA A MI MADRE 
(GINEBRA, PARÍS, JULIO 1984 
PARÍS, NOVIEMBRE 1987)

a Teodora

recibí tu carta 20 días después de tu muerte y cinco minutos después de saber que habías muerto / una carta que el cansancio, decías, te interrumpió / te habían visto bien por entonces /aguda como siempre / activa a los 85 años de edad pese a las tres operaciones contra el cáncer que finalmente te llevó/

¿te llevó el cáncer? / ¿no mi última carta? / la leíste, respondiste, moriste / ¿adivinaste que me preparaba a volver? / yo entraría a tu cuarto y no lo ibas a admitir / y nos besábamos / nos abrazamos y lloramos / y nos volvemos a besar / a nombrar / y estamos juntos / no en estos fierros duros /

vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo / ¿por qué no me esperaste un poco más? / ¿temías por mi vida? / ¿me habrás cuidado de ese modo? / ¿jamás crecí para tu ser? / ¿alguna parte de tu cuerpo siguió vivida de mi infancia? / ¿por eso me expulsaste de tu morir? / ¿como antes de vos? / ¿por mi carta? / ¿intuiste? /



nos escribimos poco en estos años de exilio / también es cierto que antes nos hablamos poco / desde muy chico, el creado por vos se rebeló de vos / de tu amor tan estricto / así comí rabia y tristeza / nunca me pusiste la mano encima para pegar / pegabas con tu alma / extrañamente éramos juntos /

no sé cómo es que mueras / me sos / estás desordenada en mi memoria / de cuando yo fui niño y de pronto muy grande / y no alcanzo a fijar tus rostros en un rostro / tus rostros es un aire / una calor / un aguas / tengo gestos de vos que son en vos / ¿o no es así? / ¿imagino? / ¿o quiero imaginar? / ¿recuerdo? / ¿qué sangres te repito? / ¿en qué mirada mía vos miras? / nos separamos muchas veces /

Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...

...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)



Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental

No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.

Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.

Un canto que atravieso como un túnel.

Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.

Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.

En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.

No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.

¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.

Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?

Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)

Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)

(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)

Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).

Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.

No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.

Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.

Hay un jardín.


Las olas - Virginia Woolf

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido lo cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. (fragmento) 1931

Virginia Woolf - Orlando

"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombres que para oírlos hablar han vivido años su soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?- fuerza es retroceder y decir directamente al lector que espera, todo trémulo, escuchar qué cosa es la vida: ¡ay! no lo sabemos. " (fragmento)

“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”

__

“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”

__

“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”

__

“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”

__

“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”

__

“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”