09 enero 2013
25 diciembre 2012
Las Navidades de Borges
Le
preguntamos hace poco a María Kodama cómo era la Nochebuena para
Borges. Así supimos que, de niño, Borges pasaba la Navidad en la casa de
su abuela inglesa, Frances Haslam, la madre de su padre, quien vivía al
lado de su casa. Que le encantaba mirar cómo ella armaba el árbol, pero
que luego sentía algo muy singular para un chico: que no merecía los
regalos que le hacían.
Esta idea, de no ser merecedor de presentes, es reconocida por el propio Borges en la dedicatoria que le hace a su madre, Leonor Acevedo de Borges en la primera edición de sus Obras Completas (1974): "Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije: la niñez es tímida".
Algo de ese descontento interno, de esta autodemonización está latente en los primeros versos de su poema El espejo que comienza así: "Yo, de niño, temía que el espejo/Me mostrara otra cara o una ciega/Máscara impersonal que ocultaría /Algo sin duda atroz".
Esta idea, de no ser merecedor de presentes, es reconocida por el propio Borges en la dedicatoria que le hace a su madre, Leonor Acevedo de Borges en la primera edición de sus Obras Completas (1974): "Yo recibía los regalos y yo pensaba que no era más que un chico y que no había hecho nada, absolutamente nada para merecerlos. Por supuesto, nunca lo dije: la niñez es tímida".
Algo de ese descontento interno, de esta autodemonización está latente en los primeros versos de su poema El espejo que comienza así: "Yo, de niño, temía que el espejo/Me mostrara otra cara o una ciega/Máscara impersonal que ocultaría /Algo sin duda atroz".
19 diciembre 2012
“Pocho” Lepratti
Claudio
“Pocho” Lepratti estaba el 19 de diciembre de 2001, subido a la terraza
de la escuela “Mariano Serrano” en el barrio Las Flores de Rosario,
donde era ayudante de cocina. Intentó parar la represión desatada en esa
ciudad en los momentos finales del gobierno de Fernando de la Rúa,
cuando el intendente de la ciudad era Hermes Binner, pero los policías
del móvil 2270 levantaron sus escopetas y le dispararon.
Un perdigón de plomo le atravesó la tráquea y lo mató. Fue una de las siete víctimas rosarinas de la represión que sofocó la rebelión popular que terminó de todos modos con el gobierno de la Alianza. Su padre, Orlando Lepratti, le planteó al entonces gobernador Carlos Reutemann la responsabilidad que habían tenido los funcionarios políticos en la represión.
Su amigo y compañero en ATE, Gustavo Martínez, cree que Lepratti se transformó en una nueva bandera para la ciudad. “Era un personaje atípico, muy callado, un militante barrial de muy bajo perfil. Tenía una formación sólida, pasó cinco años como seminarista e hizo votos de pobreza. Vivía en medio de la villa”, lo define.
Pocho Lepratti tenía 35 años, era el mayor de seis hermanos. Había nacido en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, pero decidió vivir en el barrio Ludueña de Rosario, donde coordinaba talleres para niños y daba clases de teología en la escuela del padre Edgardo Montaldo.
16 diciembre 2012
Muerte y Juicio / Rafael Alberti
1
A un niño, a un solo niño que iba para piedra nocturna,
para ángel indiferente de una escala sin cielo...
Mirad. Conteneos la sangre, los ojos.
A sus pies, él mismo, sin vida.
No aliento de farol moribundo,
ni jadeada amarillez de noche agonizante,
sino dos fósforos fijos de pesadilla eléctrica,
clavados sobre su tierra en polvo, juzgándola.
Él, resplandor sin salida, lividez sin escape, yacente,
juzgándose.
2
Tizo electrocutado, infancia mía de ceniza, a mis pies, tizo yacente.
Carbunclo hueco, negro, desprendido de un ángel que iba para piedra nocturna,
para límite entre la muerte y la nada.
Tú: yo: niño.
Bambolea el viento un vientre de gritos anteriores al mundo
a la sorpresa de la luz en los ojos de los reciennacidos,
al descenso de la vía láctea a las gargantas terrestres.
Niño.
Una cuna de llamas de norte a sur,
de frialdad de tiza amortajada en los yelos,
a fiebre de paloma agonizando en el área de una bujía;
una cuna de llamas meciéndote las sonrisas, los llantos.
Niño.
Las primeras palabras abiertas en las penumbras de los sueños sin nadie,
en el silencio rizado de las albercas o en el eco de los jardines,
devoradas por el mar y ocultas hoy en un hoyo sin viento.
Muertas, como el estreno de tus pies en el cansancio frío de una escalera.
Niño.
Las flores, sin piernas para huir de los aires crueles,
de su espoleo continuo al corazón volante de las nieves y los pájaros,
desangradas en un aburrimiento de cartillas y pizarrines.
4 y 4 son 18. Y la X, una K, una H, una J.
Niño.
En un trastorno de ciudades marítimas sin escrúpulos,
de mapas confundidos y desiertos barajados,
atended a unos ojos que preguntan por los afluentes del cielo,
a una memoria extraviada entre nombres y fechas.
Niño.
Perdido entre ecuaciones, triángulos, fórmulas y precipitados azules,
entre el suceso de la sangre, los escombros y las coronas caídas,
cuando los cazadores de oro y el asalto a la banca,
en el rubor tardío de las azoteas
voces de ángeles te anunciaron la botadura y pérdida de tu alma.
Niño.
Y como descendiste al fondo de las mareas,
a las urnas donde el azogue, el plomo y el hierro pretenden ser humanos,
tener honores de vida,
a la deriva de la noche tu traje fue dejándote solo.
Niño.
Desnudo, sin los billetes de inocencia fugados en sus bolsillos,
derribada en tu corazón y sola su primera silla,
no creíste ni en Venus, que nacía en el compás abierto de tus brazos.
ni en la escala de plumas que tiende el sueño de Jacob al de Julio Verne.
Niño.
Para ir al infierno no hace falta cambiar de sitio ni postura.
Rafael Alberti
12 diciembre 2012
08 diciembre 2012
Oscar Niemeyer, una vida inmortalizada por su obra
El célebre arquitecto brasileño, Oscar Niemeyer, murió este miércoles a los 104 años, dejando un asombroso legado artístico con cientos de obras dispersas en Brasil y varios países del mundo.
Niemeyer murió tras luchar con problemas en los riñones y una neumonía durante casi un mes en un hospital de Río de Janeiro.
Conocido por sus diseños monumentales, de amplias curvas y generosos
espacios plasmados en los principales edificios de Brasilia, Niemeyer
destacó también por su firmeza política, defendiendo hasta el final la
ideología comunista.
Su carrera comenzó a mediados de los años 30 y se extendió por nueve
décadas. En 1988 ganó el Premio Pritzker, considerado como el “Premio
Nobel de la Arquitectura” por la Catedral de Brasilia.
También fue un apasionado defensor de las causas sociales y de los
valores personales. “Lo que vale es la vida entera, cada minuto también.
Y creo que pasé bien por ella”, dijo Niemeyer a periodistas en el
homenaje por su centenario.
“Cuando miro hacia atrás, veo que no hice concesiones y que seguí el
buen camino. Eso es lo que da una cierta tranquilidad”, agregó.
Oscar Ribeiro de Almeida Niemeyer Soares Filho nació el 15 de
diciembre de 1907 en el barrio Laranjeiras de Río de Janeiro y pasó su
primera juventud como un típico bohemio carioca de la época, sin muchas
preocupaciones por el futuro.
28 noviembre 2012
25 noviembre 2012
Silvio Rodríguez
Previo a su visita a Santa Fe, Silvio Rodríguez tocó anoche en el estadio Luna Park, de la ciudad de Buenos Aires. Hoy dará su segundo recital en el escenario porteño.
Acompañado por excelentes músicos, Silvio Rodríguez ofreció un recital con entradas agotadas que duró dos horas y media, en el que cantó los temas de su último trabajo discográfico, “Segunda cita”, de 2010; aunque no faltó el repaso por los temas clásicos de su repertorio, que empezó con "Rabo de nube" y continuó con otras canciones como "Gota de rocío" y "Ojalá".
24 noviembre 2012
Olga Román canta a Cuchi Leguizamón en «De agua y laurel»

Lunes 26 de noviembre, 21.30 hs. Plataforma Lavardén.
De agua y laurel es el nuevo disco de Olga Román que se publicará en Argentina el próximo mes de noviembre de 2012.
Olga Román hace un homenaje al gran compositor Gustavo "Cuchi" Leguizamón (Salta, Argentina 1917-2000), creador de grandes canciones como La pomeña, Zamba de Carnaval o La Arenosa.
Bajo la dirección, arreglos y producción musical de Néstor Díaz, el disco se grabó entre julio y septiembre de este año.
El trío de músicos que acompañó a Olga Román está conformado por Horacio Hurtado en contrabajo, Horacio Straijer en percusión y Néstor Díaz en guitarras y coros.
Este disco además cuenta con Juan Carlos Baglietto y Ángela Irene, dos grandes artistas argentinos convocados a cantar con Olga Román.
El trabajo se grabó íntegramente en Buenos Aires en “La Montaña Estudios” de Néstor Díaz, quien además fue el técnico de grabación.
Las voces de Olga Román se grabaron en Madrid y el disco se terminó de mezclar en Buenos Aires, masterizado por Osvel Costa El Portugués Da Silva.
Este es el cuarto disco en solitario de Olga Román después de Vueltas y Vueltas (2001), Olga Román 2 (2005) y Seguir caminando (2011).
De agua y laurel es el nuevo disco de Olga Román que se publicará en Argentina el próximo mes de noviembre de 2012.
Olga Román hace un homenaje al gran compositor Gustavo "Cuchi" Leguizamón (Salta, Argentina 1917-2000), creador de grandes canciones como La pomeña, Zamba de Carnaval o La Arenosa.
Bajo la dirección, arreglos y producción musical de Néstor Díaz, el disco se grabó entre julio y septiembre de este año.
El trío de músicos que acompañó a Olga Román está conformado por Horacio Hurtado en contrabajo, Horacio Straijer en percusión y Néstor Díaz en guitarras y coros.
Este disco además cuenta con Juan Carlos Baglietto y Ángela Irene, dos grandes artistas argentinos convocados a cantar con Olga Román.
El trabajo se grabó íntegramente en Buenos Aires en “La Montaña Estudios” de Néstor Díaz, quien además fue el técnico de grabación.
Las voces de Olga Román se grabaron en Madrid y el disco se terminó de mezclar en Buenos Aires, masterizado por Osvel Costa El Portugués Da Silva.
Este es el cuarto disco en solitario de Olga Román después de Vueltas y Vueltas (2001), Olga Román 2 (2005) y Seguir caminando (2011).
20 noviembre 2012
Maternidad / José Pedroni
Desde que sé, oh amiga, que llevas el misterio;
Tu nombre es la caricia de mi semblante serio.
Del corazón me vienen palabras de alabanza
Y las manos me tiemblan ligeras de esperanza.
Mis manos, como niños que ríen olvidados,
Después de haber llorado.
Mujer: en un silencio que me sabrá a ternura,
Durante nueve Lunas crecerá tu cintura;
Y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
Vestirás simplemente y andarás con fatiga.
El hueco de tu almohada tendrá un olor a nido,
Y a vino derramado nuestro mantel tendido.
Si mi mano te toca,
Tu voz, con vergüenza, se romperá en tu boca
Lo mismo que una copa.
El cielo de tus ojos será un cielo nublado.
Tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
Que pierde un agua limpia. Tu mirada un rocío.
Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río.
Y un día, un dulce día, quizá un día de fiesta
Para el hombre de pala y la mujer de cesta;
El día que las madres y las recién casadas
Vienen por los caminos a las misas cantadas;
El día que la moza luce su cara fresca,
Y el cargador no carga, y el pescador no pesca...
-Tal vez el Sol deslumbre; quizá la Luna grata
Tenga catorce noches y espolvoree plata
Sobre la paz del monte; tal vez en el villaje
Llueva calladamente; quizá yo esté de viaje...-
Un día, un dulce día con manso sufrimiento,
Te romperás cargada como una rama al viento,
Y será el regocijo de besarte las manos,
Y de hallar en el hijo
Tu misma frente simple, tu boca, tu mirada,
Y un poco de mis ojos, un poco, casi nada...
José Pedroni
Maternidad (fragmento)
Tu nombre es la caricia de mi semblante serio.
Del corazón me vienen palabras de alabanza
Y las manos me tiemblan ligeras de esperanza.
Mis manos, como niños que ríen olvidados,
Después de haber llorado.
Mujer: en un silencio que me sabrá a ternura,
Durante nueve Lunas crecerá tu cintura;
Y en el mes de la siega tendrás color de espiga,
Vestirás simplemente y andarás con fatiga.
El hueco de tu almohada tendrá un olor a nido,
Y a vino derramado nuestro mantel tendido.
Si mi mano te toca,
Tu voz, con vergüenza, se romperá en tu boca
Lo mismo que una copa.
El cielo de tus ojos será un cielo nublado.
Tu cuerpo todo entero, como un vaso rajado
Que pierde un agua limpia. Tu mirada un rocío.
Tu sonrisa la sombra de un pájaro en el río.
Y un día, un dulce día, quizá un día de fiesta
Para el hombre de pala y la mujer de cesta;
El día que las madres y las recién casadas
Vienen por los caminos a las misas cantadas;
El día que la moza luce su cara fresca,
Y el cargador no carga, y el pescador no pesca...
-Tal vez el Sol deslumbre; quizá la Luna grata
Tenga catorce noches y espolvoree plata
Sobre la paz del monte; tal vez en el villaje
Llueva calladamente; quizá yo esté de viaje...-
Un día, un dulce día con manso sufrimiento,
Te romperás cargada como una rama al viento,
Y será el regocijo de besarte las manos,
Y de hallar en el hijo
Tu misma frente simple, tu boca, tu mirada,
Y un poco de mis ojos, un poco, casi nada...
José Pedroni
Maternidad (fragmento)
15 noviembre 2012
09 noviembre 2012
Carta abierta a la junta militar / Rodolfo Walsh
1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivtas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.1
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas.2
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.
3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia,incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuenta-cadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.
05 noviembre 2012
27 octubre 2012
Sylvia Plath
"Tenía que estar pasándomelo en grande, tenía que estar ilusionada como las otras chicas, pero no conseguía reaccionar. Me sentía quieta y vacía como el ojo de un tornado, moviéndome sin ninguna fuerza. (...)También recuerdo a Buddy Willard diciendo, con una seguridad siniestra, que una vez que me casara me sentiría diferente, que no iba a querer seguir escribiendo poemas. Entonces pensé que quizá fuera verdad, que cuando uno se casaba y tenía hijos era como un lavado de cerebro, y que después una iba por el mundo sedada como un esclavo en un estado totalitario...
Sylvia Plath
27 de octubre de 1932 – 11 de febrero de 1963
La campana de cristal (fragmento)
Sylvia Plath
27 de octubre de 1932 – 11 de febrero de 1963
La campana de cristal (fragmento)
21 octubre 2012
Carta a mi madre / Juan Gelman
CARTA A MI MADRE
(GINEBRA, PARÍS, JULIO 1984
PARÍS, NOVIEMBRE 1987)
a Teodora
recibí tu carta 20 días después de tu muerte y cinco minutos después de saber que habías muerto / una carta que el cansancio, decías, te interrumpió / te habían visto bien por entonces /aguda como siempre / activa a los 85 años de edad pese a las tres operaciones contra el cáncer que finalmente te llevó/
¿te llevó el cáncer? / ¿no mi última carta? / la leíste, respondiste, moriste / ¿adivinaste que me preparaba a volver? / yo entraría a tu cuarto y no lo ibas a admitir / y nos besábamos / nos abrazamos y lloramos / y nos volvemos a besar / a nombrar / y estamos juntos / no en estos fierros duros /
vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo / ¿por qué no me esperaste un poco más? / ¿temías por mi vida? / ¿me habrás cuidado de ese modo? / ¿jamás crecí para tu ser? / ¿alguna parte de tu cuerpo siguió vivida de mi infancia? / ¿por eso me expulsaste de tu morir? / ¿como antes de vos? / ¿por mi carta? / ¿intuiste? /
nos escribimos poco en estos años de exilio / también es cierto que antes nos hablamos poco / desde muy chico, el creado por vos se rebeló de vos / de tu amor tan estricto / así comí rabia y tristeza / nunca me pusiste la mano encima para pegar / pegabas con tu alma / extrañamente éramos juntos /
no sé cómo es que mueras / me sos / estás desordenada en mi memoria / de cuando yo fui niño y de pronto muy grande / y no alcanzo a fijar tus rostros en un rostro / tus rostros es un aire / una calor / un aguas / tengo gestos de vos que son en vos / ¿o no es así? / ¿imagino? / ¿o quiero imaginar? / ¿recuerdo? / ¿qué sangres te repito? / ¿en qué mirada mía vos miras? / nos separamos muchas veces /
a Teodora
recibí tu carta 20 días después de tu muerte y cinco minutos después de saber que habías muerto / una carta que el cansancio, decías, te interrumpió / te habían visto bien por entonces /aguda como siempre / activa a los 85 años de edad pese a las tres operaciones contra el cáncer que finalmente te llevó/
¿te llevó el cáncer? / ¿no mi última carta? / la leíste, respondiste, moriste / ¿adivinaste que me preparaba a volver? / yo entraría a tu cuarto y no lo ibas a admitir / y nos besábamos / nos abrazamos y lloramos / y nos volvemos a besar / a nombrar / y estamos juntos / no en estos fierros duros /
vos / que contuviste tu muerte tanto tiempo / ¿por qué no me esperaste un poco más? / ¿temías por mi vida? / ¿me habrás cuidado de ese modo? / ¿jamás crecí para tu ser? / ¿alguna parte de tu cuerpo siguió vivida de mi infancia? / ¿por eso me expulsaste de tu morir? / ¿como antes de vos? / ¿por mi carta? / ¿intuiste? /
nos escribimos poco en estos años de exilio / también es cierto que antes nos hablamos poco / desde muy chico, el creado por vos se rebeló de vos / de tu amor tan estricto / así comí rabia y tristeza / nunca me pusiste la mano encima para pegar / pegabas con tu alma / extrañamente éramos juntos /
no sé cómo es que mueras / me sos / estás desordenada en mi memoria / de cuando yo fui niño y de pronto muy grande / y no alcanzo a fijar tus rostros en un rostro / tus rostros es un aire / una calor / un aguas / tengo gestos de vos que son en vos / ¿o no es así? / ¿imagino? / ¿o quiero imaginar? / ¿recuerdo? / ¿qué sangres te repito? / ¿en qué mirada mía vos miras? / nos separamos muchas veces /
19 octubre 2012
Tras siete años de ausencia, la pianista Martha Argerich vuelve a tocar en Argentina
La pianista Martha Argerich, la presencia argentina más importante en el mundo musical, volverá a tocar en el país luego de siete años con un ciclo de conciertos que se inaugurará hoy en el Teatro El Círculo de Rosario.
Argerich, de 71 años, radicada en Bruselas, reaparecerá para interpretar un programa con obras de Wolfgang Mozart, Johannes Brahms, Franz Liszt, Dmitri Shostakovich, Serguei Rachmaninoff, Darius Milhaud y Astor Piazzolla.
La pianista quebrará una ausencia que se extiende desde los conciertos que ofreció en el Luna Park y el Coliseo en 2005.
En Rosario tocará en tres encuentros, hoy, mañana y el jueves 25, a partir de las 21, en el Teatro El Círculo.
La serie de presentaciones de Argerich se completará con un concierto el miércoles 23 en el teatro municipal de Tres de Febrero de la ciudad de Paraná.
El principal ladero de Argerich en este ciclo será el pianista rosarino Daniel Rivera, radicado en Italia desde hace 38 años y habitual acompañante de la intérprete en los reducidos círculos que todavía transita, como el Festival de Lugano, en Suiza.
Argerich y Rivera asumirán esta noche un repertorio conformado por la “Sonata en Re mayor KV 381”, de Mozart (tocado a cuatro manos); y, a dos pianos, “Variaciones sobre un tema de Haydn, Op 56b”, de Brahms; “Poema Sinfónico Les Preludes”, de Liszt; “Concertino en La menor, Op. 94”, de Shostakovich; “Suite Nº 2 Op. 17”, de Rachmaninoff y “Suite Scaramouche”, de Milhaud.
Mañana, en tanto, se sumará el bandoneonista Néstor Marconi y el trazado musical de Mozart, Liszt y Milhaud se completará con “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla, “Astoriando”, de Luis Bacalov; y “Para el recorrido”, de Néstor Marconi.
El concierto del jueves 25 servirá para presentar el Martha Argerich Present Project (MAPp), el programa de estímulo para los jóvenes pianistas bajo el estilo interpretativo de la propia Argerich.
Argerich ofrece en la actualidad escasos conciertos pero sus recopilaciones en discos mantienen plena vigencia, con énfasis en autores del siglo XIX (Chopin, Beethoven, Liszt, Tchaikovsky, Brahms).
Nacida en Buenos Aires el 5 de junio de 1941, la pianista tuvo a su madre como primera maestra de música. En 1955, el presidente Juan Perón envió a su padre como agregado económico a la embajada en Viena (Austria) con el objetivo de asegurarle a Argerich la mejor educación musical. Allí comenzó a estudiar con el maestro austríaco Friedich Gulda, su mentor. Y más tarde, en Ginebra, continuó sus estudios con Madeleine Lipatti y Nikita Magaloff. En Buenos Aires, Vicente Scaramuzza los había precedido en la misma tarea de contener el espíritu rebelde de la alumna.
En 1957 ganó el Premio Busoni de Bolzano y el concurso de Ginebra; en 1965 se adueñó del premio Chopin de Varsovia. A los 24 años ya era una pianista reconocida internacionalmente.
A principios de los 80, Argerich decidió no hacer más presentaciones como solista y así lo cumplió hasta marzo de 2000 cuando tuvo una triunfal reaparición en el Carnegie Hall de Nueva York.
FUENTE: www.eldia.com.ar
Argerich, de 71 años, radicada en Bruselas, reaparecerá para interpretar un programa con obras de Wolfgang Mozart, Johannes Brahms, Franz Liszt, Dmitri Shostakovich, Serguei Rachmaninoff, Darius Milhaud y Astor Piazzolla.
La pianista quebrará una ausencia que se extiende desde los conciertos que ofreció en el Luna Park y el Coliseo en 2005.
En Rosario tocará en tres encuentros, hoy, mañana y el jueves 25, a partir de las 21, en el Teatro El Círculo.
La serie de presentaciones de Argerich se completará con un concierto el miércoles 23 en el teatro municipal de Tres de Febrero de la ciudad de Paraná.
El principal ladero de Argerich en este ciclo será el pianista rosarino Daniel Rivera, radicado en Italia desde hace 38 años y habitual acompañante de la intérprete en los reducidos círculos que todavía transita, como el Festival de Lugano, en Suiza.
Argerich y Rivera asumirán esta noche un repertorio conformado por la “Sonata en Re mayor KV 381”, de Mozart (tocado a cuatro manos); y, a dos pianos, “Variaciones sobre un tema de Haydn, Op 56b”, de Brahms; “Poema Sinfónico Les Preludes”, de Liszt; “Concertino en La menor, Op. 94”, de Shostakovich; “Suite Nº 2 Op. 17”, de Rachmaninoff y “Suite Scaramouche”, de Milhaud.
Mañana, en tanto, se sumará el bandoneonista Néstor Marconi y el trazado musical de Mozart, Liszt y Milhaud se completará con “Adiós Nonino”, de Astor Piazzolla, “Astoriando”, de Luis Bacalov; y “Para el recorrido”, de Néstor Marconi.
El concierto del jueves 25 servirá para presentar el Martha Argerich Present Project (MAPp), el programa de estímulo para los jóvenes pianistas bajo el estilo interpretativo de la propia Argerich.
Argerich ofrece en la actualidad escasos conciertos pero sus recopilaciones en discos mantienen plena vigencia, con énfasis en autores del siglo XIX (Chopin, Beethoven, Liszt, Tchaikovsky, Brahms).
Nacida en Buenos Aires el 5 de junio de 1941, la pianista tuvo a su madre como primera maestra de música. En 1955, el presidente Juan Perón envió a su padre como agregado económico a la embajada en Viena (Austria) con el objetivo de asegurarle a Argerich la mejor educación musical. Allí comenzó a estudiar con el maestro austríaco Friedich Gulda, su mentor. Y más tarde, en Ginebra, continuó sus estudios con Madeleine Lipatti y Nikita Magaloff. En Buenos Aires, Vicente Scaramuzza los había precedido en la misma tarea de contener el espíritu rebelde de la alumna.
En 1957 ganó el Premio Busoni de Bolzano y el concurso de Ginebra; en 1965 se adueñó del premio Chopin de Varsovia. A los 24 años ya era una pianista reconocida internacionalmente.
A principios de los 80, Argerich decidió no hacer más presentaciones como solista y así lo cumplió hasta marzo de 2000 cuando tuvo una triunfal reaparición en el Carnegie Hall de Nueva York.
FUENTE: www.eldia.com.ar
16 octubre 2012
El paseo repentino/Franz Kafka

Frank Kafka, “Carta al padre”, nov. 1919
EL PASEO REPENTINO
Frank Kafka (Chequia, 1883-1923)
10 octubre 2012
Encontraron a la nieta 107 y es cordobesa
Lo anunció Abuelas. Es hija de Carlos Oviedo y María de las
Mercedes Moreno. Esta última vive y tiene otras tres hijas.
En la cuenta re-gresiva para su 35° aniversario, que festejarán
el próximo 22, las Abuelas de Plaza de Mayo confirmaron ayer la
restitución de la nieta apropiada 107, quien es hija de Carlos
Héctor Oviedo y María de la Mercedes Moreno.
Se trata de una joven cordobesa, que nació durante el cautiverio
de su madre en la Maternidad Provincial de Córdoba el 11 de octubre
de 1978. Ahora se reencontrará con su madre biológica y con tres
hermanas. “Aún no la vi, tengo muchas ganas de abrazarla y de
decirle que siempre supe que estaba viva”, señaló María de las
Mercedes, respecto de su hija recuperada.
El anuncio fue formulado en Buenos Aires por la titular de
Abuelas, Estela de Carlotto, quien estuvo acompañada por María de
las Mercedes y las otras tres hijas de esta.
También asistieron la abogada que llevó adelante el caso, María
Esther Sánchez, y la titular de Abuelas de Plaza de Mayo de Córdoba,
Sonia Torres.
Carlotto explicó que María de las Mercedes “visitaba a su
marido, quien estaba como preso común en un penal cordobés, y allí
también había presos políticos detenidos clandestinamente, con los
que ella se solidarizó y comenzó a sacar del penal las cartas que
escribían a sus familiares”.
Según la historia que se logró reconstruir, el 26 de septiembre
de 1978 fue secuestrada, cuando cursaba un embarazo de siete meses, y
llevada al departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba,
más conocido como “D2”, centro clandestino de detención
dependiente del Tercer Cuerpo de Ejército, entonces bajo el mando de
Luciano Benjamín Menéndez. Allí permaneció en condición de
detenida desaparecida y sufrió tormentos varios, hasta que recuperó
su libertad en 1979.
Carlotto detalló que el 11 de octubre de 1978, María de las
Mercedes fue trasladada a la Maternidad Provincial, donde encadenada
dio a luz a una niña de la que fue separada inmediatamente. Luego
los militares la restituyeron nuevamente al D2, aunque ya sin su
hija.
Por su mal estado de salud, a los pocos días volvieron a
internarla en la Maternidad y, desde el 27 de noviembre de 1978,
permaneció alojada como “detenida especial” en la Unidad
Penitenciaria Buen Pastor. Fue liberada el 7 de abril de 1979.
Cuenta regresiva. Desde ese mismo día María de las
Mercedes inició la búsqueda desesperada de su hija, con recorridas
incluyeron visitas a la Casa Cuna y a Juzgados de menores, hasta que
terminó formalizando una denuncia ante la Fiscalía Federal N°3.
Carlotto comentó que fue Paola, una de las hijas de la mujer,
quien tomó contacto con la Comisión Nacional por el Derecho a la
Indentidad (Conadi), organismo que posibilitó la inclusión de las
muestras de ADN de esta familia en el Banco Nacional de Datos
Genéticos.
Luego, con la ayuda de Abuelas, vino la constitución como
querellantes ante el Juzgado Federal N°3, a cargo de Alejandro
Sánchez Freytes.
En mayo pasado el juez se declaró incompetente para considerar si
se trataba de un delito de lesa humanidad. Pero esa resolución fue
apelada, hasta que finalmente la Cámara Federal de Apelaciones
ordenó el entrecruzamiento de las muestras de sangre.
La joven fue citada y accedió a efectuarse el análisis de ADN el
pasado 5 de septiembre, con lo cual se terminó de confirmar su
verdadera identidad.
Carlotto destacó la fortaleza de María de las Mercedes. “Esta
madre, viuda, quedó sola y siempre buscó a su hija, junto a sus
otras hijas, así que mi optimismo es que esta joven que es madre y
puede saber lo que sentiría ella si le arrancan un hijo, va a querer
saber y encontrarse con una madre que la está esperando para
abrazarla”, señaló.
A su turno, el secretario de Derechos Humanos de la Nación,
Martín Fresneda, destacó la “alegría” que implica “recuperar
esta identidad, que es recuperar un pedazo de la Argentina destrozada
por el terrorismo de Estado”.
“Los hermanos que hoy recuperan su identidad se incorporan a un
país con memoria, verdad y justicia, lo que ayuda a dimensionar la
tragedia que hemos vivido pero también dimensionar la vida con
identidad, de qué amor surgimos”, concluyó Fresneda.
http://www.lavoz.com.ar/
03 octubre 2012
Una nueva igualdad después de la crisis
Fragmento de la conferencia del historiador Eric Hobsbawm en el Word Political Forum.
El “Siglo breve”, o XX, fue un período marcado por un conflicto religioso entre ideologías laicas. Por razones más históricas que lógicas, fue dominado por la contraposición de dos modelos económicos –e incluso dos modelos excluyentes entre sí–: el “Socialismo”, identificados con economías centralmente planificadas de tipo soviético, y el “Capitalismo”, que cubría todo el resto.
Esa contraposición, aparentemente fundamental, entre un sistema que ambiciona sacar del medio del camino a las empresas privadas interesadas en las ganancias (el mercado, por ejemplo) y uno que pretendía liberar al mercado de toda restricción oficial o de otro tipo, nunca fue realista. Todas las economías modernas deben combinar público y privado de varios modos y en varios grados, y de hecho hacen eso. Ambas tentativas de vivir a la altura de esa lógica totalmente binaria, de esas definiciones de “capitalismo” y “socialismo”, fallaron. Las economías de tipo soviético y las organizaciones y gestiones estatales no sobrevivieron a los años ´80. El “fundamentalismo de mercado” anglo-norteamericano quebró en 2008, en el momento de su apogeo. El siglo XXI tendrá que reconsiderar, por lo tanto, sus propios problemas en términos mucho más realistas.
El “Siglo breve”, o XX, fue un período marcado por un conflicto religioso entre ideologías laicas. Por razones más históricas que lógicas, fue dominado por la contraposición de dos modelos económicos –e incluso dos modelos excluyentes entre sí–: el “Socialismo”, identificados con economías centralmente planificadas de tipo soviético, y el “Capitalismo”, que cubría todo el resto.
Esa contraposición, aparentemente fundamental, entre un sistema que ambiciona sacar del medio del camino a las empresas privadas interesadas en las ganancias (el mercado, por ejemplo) y uno que pretendía liberar al mercado de toda restricción oficial o de otro tipo, nunca fue realista. Todas las economías modernas deben combinar público y privado de varios modos y en varios grados, y de hecho hacen eso. Ambas tentativas de vivir a la altura de esa lógica totalmente binaria, de esas definiciones de “capitalismo” y “socialismo”, fallaron. Las economías de tipo soviético y las organizaciones y gestiones estatales no sobrevivieron a los años ´80. El “fundamentalismo de mercado” anglo-norteamericano quebró en 2008, en el momento de su apogeo. El siglo XXI tendrá que reconsiderar, por lo tanto, sus propios problemas en términos mucho más realistas.
26 septiembre 2012
Entrevista a Alejandra Pizarnik
El sol es poético y no es literario. Cualquier objeto y cualquier sujeto puede ser poético sin ser literario.
El escritor Alberto Lagunas entrevistó a Alejandra Pizarnik inmediatamente después de que ella ganara el primer premio en el concurso a la producción literaria de 1965 por “Los trabajos y las noches”, organizado por la Municipalidad de Buenos Aires.
Este reportaje fue publicado en 1966 en un diario de Rosario de escaso tiraje, ya desaparecido.
Tanto las preguntas como las respuestas fueron hechas por escrito, de manera que la palabra de la poeta se presenta sin ninguna alteración.
EL REPORTAJE
A.L: ¿Sabe realmente cuándo comienza a escribir un poema, en otras palabras, cree en la inspiración?
A.P.: No puedo creer en la “inspiración”. Pero no se trata de una creencia sino de asistir a una evidencia.
A.L.: ¿Cómo “trabaja’ o “siente” la poesía que hace?
A.P..: Casi siempre trabajo mis poemas a larga distancia. Me importa mucho el rol de la noción de distancia en la compleja relación autor-poema. Pero distancia, en lengua argentina, suele equivaler a frialdad. Ignoro el sentido de este término y agrego que necesito más inspiración (o como quiera llamarse) para trabajar un poema que para alumbrarlo (verbo más adecuado a la segunda etapa, la del trabajo, que no conviene llamar trabajo por su connotación utilitaria). No sé qué otro término podría emplearse pero yo hablaría de intento de curación o de reparación del poema, lo cual no tiene relación alguna con el acto aplicado y escolar de corregir cuartillas con fines de perfección externa de eso que llaman forma.
A.L.: ¿Qué significan para Usted los premios?
A.P..: Una cierta suma de dinero. En cuanto a los premios honoríficos, o sea sin billetes, les quito todo derecho de autodenominarse premios.
A.L.: ¿Cómo ve el panorama literario argentino?
A.P..: No logro verlo. En cambio, vislumbro el panorama literario latinoamericano: Vale la pena frecuentarlo.
A.L.: ¿Qué nombres marcarían el siglo XX literario?
A.P..: Kafka, Breton, Joyce, Sigma
A.L: ¿Se atrevería a definir la poesía?
A.P..: No. No me atrevería.
A.L.: ¿Habría diferencia entre “lo poético’ y “lo literario’?
A.P..: Hay inmensas diferencias. El sol es poético y no es literario. Cualquier objeto y cualquier sujeto puede ser poético sin ser literario.
Por otra parte, hay que distinguir entre lo poético y el poema, comoasí también entre lo literario y la literatura. O sea, lo poético y lo literario son atributos inmanentes de sujetos y objetos variados.
La alquimia poética o la alquimia literaria puede hacerlos “visibles’ como diría Paul Klee, y esesta una de las razones por las que la poesía y la literatura son apasionantes.
A.L.: ¿Qué le preocupa más cuando da a conocer un libro de poesías?
A.P..: Cuando doy a conocer un libro de poesías nada me preocupa porque me alegra demasiado la perspectiva de quitarme de encima el peso de mis poemas, tan livianos cuando dejan de ser míos o inéditos y cuando algún lector privilegiado los asume y, así, me ayuda a compartir el terrible peso de la palabra solitaria, que deja de serlo gracias a esta operación maravillosa como es el encuentro entre un lector y un poema.
A.L.: ¿En qué está trabajando actualmente?
A.P..: Estoy esperando que sea octubre para ver publicado por Sudamericana mi sexto libro de poemas: “Fragmentos para dominar el silencio” (1). Entretanto, trabajo en poemas nuevos (creo que nuevos en todos los sentidos de esta palabra ambigua) que constituirán un séptimo libro de poemas. Aún no tiene título pero yo lo llamo “J.B.” por Jerónimo Bosch (algunos poemas se relacionan con dos cuadros de él). En fin ignoro si se trata de un libro o de una prueba en el sentido trágico y antiguo, cuando el destino probaba a una criatura humana infligiéndole alegrías y desdichas peculiares. Pero prefiero no seguir hablando de lo que aún no es.
El escritor Alberto Lagunas entrevistó a Alejandra Pizarnik inmediatamente después de que ella ganara el primer premio en el concurso a la producción literaria de 1965 por “Los trabajos y las noches”, organizado por la Municipalidad de Buenos Aires.
Este reportaje fue publicado en 1966 en un diario de Rosario de escaso tiraje, ya desaparecido.
Tanto las preguntas como las respuestas fueron hechas por escrito, de manera que la palabra de la poeta se presenta sin ninguna alteración.
EL REPORTAJE
A.L: ¿Sabe realmente cuándo comienza a escribir un poema, en otras palabras, cree en la inspiración?
A.P.: No puedo creer en la “inspiración”. Pero no se trata de una creencia sino de asistir a una evidencia.
A.L.: ¿Cómo “trabaja’ o “siente” la poesía que hace?
A.P..: Casi siempre trabajo mis poemas a larga distancia. Me importa mucho el rol de la noción de distancia en la compleja relación autor-poema. Pero distancia, en lengua argentina, suele equivaler a frialdad. Ignoro el sentido de este término y agrego que necesito más inspiración (o como quiera llamarse) para trabajar un poema que para alumbrarlo (verbo más adecuado a la segunda etapa, la del trabajo, que no conviene llamar trabajo por su connotación utilitaria). No sé qué otro término podría emplearse pero yo hablaría de intento de curación o de reparación del poema, lo cual no tiene relación alguna con el acto aplicado y escolar de corregir cuartillas con fines de perfección externa de eso que llaman forma.
A.L.: ¿Qué significan para Usted los premios?
A.P..: Una cierta suma de dinero. En cuanto a los premios honoríficos, o sea sin billetes, les quito todo derecho de autodenominarse premios.
A.L.: ¿Cómo ve el panorama literario argentino?
A.P..: No logro verlo. En cambio, vislumbro el panorama literario latinoamericano: Vale la pena frecuentarlo.
A.L.: ¿Qué nombres marcarían el siglo XX literario?
A.P..: Kafka, Breton, Joyce, Sigma
A.L: ¿Se atrevería a definir la poesía?
A.P..: No. No me atrevería.
A.L.: ¿Habría diferencia entre “lo poético’ y “lo literario’?
A.P..: Hay inmensas diferencias. El sol es poético y no es literario. Cualquier objeto y cualquier sujeto puede ser poético sin ser literario.
Por otra parte, hay que distinguir entre lo poético y el poema, comoasí también entre lo literario y la literatura. O sea, lo poético y lo literario son atributos inmanentes de sujetos y objetos variados.
La alquimia poética o la alquimia literaria puede hacerlos “visibles’ como diría Paul Klee, y esesta una de las razones por las que la poesía y la literatura son apasionantes.
A.L.: ¿Qué le preocupa más cuando da a conocer un libro de poesías?
A.P..: Cuando doy a conocer un libro de poesías nada me preocupa porque me alegra demasiado la perspectiva de quitarme de encima el peso de mis poemas, tan livianos cuando dejan de ser míos o inéditos y cuando algún lector privilegiado los asume y, así, me ayuda a compartir el terrible peso de la palabra solitaria, que deja de serlo gracias a esta operación maravillosa como es el encuentro entre un lector y un poema.
A.L.: ¿En qué está trabajando actualmente?
A.P..: Estoy esperando que sea octubre para ver publicado por Sudamericana mi sexto libro de poemas: “Fragmentos para dominar el silencio” (1). Entretanto, trabajo en poemas nuevos (creo que nuevos en todos los sentidos de esta palabra ambigua) que constituirán un séptimo libro de poemas. Aún no tiene título pero yo lo llamo “J.B.” por Jerónimo Bosch (algunos poemas se relacionan con dos cuadros de él). En fin ignoro si se trata de un libro o de una prueba en el sentido trágico y antiguo, cuando el destino probaba a una criatura humana infligiéndole alegrías y desdichas peculiares. Pero prefiero no seguir hablando de lo que aún no es.
20 septiembre 2012
16 septiembre 2012
A 36 años de la Noche de los Lápices
Manifestantes recuerdan con una marcha a los estudiantes desaparecidos el 16 de septiembre de 1976.
El 16 de septiembre se conmemora el Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios en recuerdo de la operación conocida como la “Noche de los lápices”, que se desarrolló en 1976, y que implicó el secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que habían luchado en defensa del boleto estudiantil.
En la madrugada del 16, entre las 0.30 y las 5 fueron secuestrados de los domicilios donde dormían diez estudiantes secundarios y militantes de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), de los cuales seis permanecen desaparecidos.
Después de 35 años, el 11 de septiembre de 2011, el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de La Plata inició el juicio por delitos de lesa humanidad en el denominado "Circuito Camps" durante la dictadura cívico militar, en perjuicio de 280 víctimas, entre las que se encuentran los jóvenes secuestrados, y que aún no tiene sentencia.
FUENTE: tn.com
El 16 de septiembre se conmemora el Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios en recuerdo de la operación conocida como la “Noche de los lápices”, que se desarrolló en 1976, y que implicó el secuestro y desaparición de estudiantes secundarios de la ciudad de La Plata, que habían luchado en defensa del boleto estudiantil.
En la madrugada del 16, entre las 0.30 y las 5 fueron secuestrados de los domicilios donde dormían diez estudiantes secundarios y militantes de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios), de los cuales seis permanecen desaparecidos.
Después de 35 años, el 11 de septiembre de 2011, el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de La Plata inició el juicio por delitos de lesa humanidad en el denominado "Circuito Camps" durante la dictadura cívico militar, en perjuicio de 280 víctimas, entre las que se encuentran los jóvenes secuestrados, y que aún no tiene sentencia.
FUENTE: tn.com
14 septiembre 2012
08 septiembre 2012
A 37 años del "Adiós Sui Generis" / Un recital que marcó un antes y un después en nuestro rock
Sui Generis representó una época muy importante para la música nacional. Dentro del rock, fue el punto de partida para toda una generación que no se sentía reconocida.
El dúo nació de la mente de Charly García mientras estudiaba en el colegio "Dr. Dámaso Centeno". Allí, conoció a Nito Mestre, que se convirtió en su fiel socio musical.
Con letras interesantes y profundas, Sui Generis se convirtió en el grupo más escuchado a principios de los setenta.
Con el primer disco Vida (1972), el estilo folk norteamericano los llevó rápidamente a la popularidad. Con el segundo trabajo, Confesiones de Invierno (1973), el grupo se instaló de forma definitiva.
Pasaron los años y para 1975 Sui Generis era un referente en la escena musical local. En ese año tomaron la decisión de parar y hacer un show a lo grande.
Así surgió el Adiós Sui Generis en el Luna Park, el 5 de septiembre, con un lleno total y gente que quedó afuera. Esto fue algo inusual para nuestra música.
Las 11 mil localidades puestas en venta se agotaron dos semanas antes del show. A pedido del público se agregó una segunda función para la misma noche, en total: 25.600 espectadores.
“Como con Charly seguimos en la misma profesión, nos parece que no pasó tanto. Es una fecha importante para todos los seguidores y le tengo un grato recuerdo. Fue el primer show multitudinario de rock que hubo en la Argentina”, recordó Nito Mestre a La Viola Web.
La semana pasada, el músico subió al escenario, durante el show que Charly García dio en el Luna Park para presentar su obra 60x60. Otra vez, el dúo estaba junto ante una multitud en el estadio que fue testigo del adiós.
“No me di cuenta hasta que subí al escenario. En ese momento me vinieron todas las imágenes de aquella época. Fue algo muy fuerte”, reconoció el cantante.
La película
El director Bebe Kamin fue el encargado de inmortalizar ese momento tan glorioso para nuestra música.
Contó con cuatro cámaras, dirigidas por el cineasta, que grabaron varias partes del concierto, además de entrevistas al público presente afuera del Luna Park.
Posteriormente, se grabaron videoclips con la música del mismo concierto, como es el caso de "Mr. Jones" y "Nena".
La película llevó el nombre de "Adiós Sui Géneris" y fue certificada para mayores de 18 años. Irónicamente, quién certificó la película fue satirizado el año anterior, como el "Señor Tijeras".
“Fue una experiencia muy importante. Fui convocado por Leopoldo Torres Nilson (productor de la película). Este documental lo pudimos hacer con un grupo de gente valiosa y muy trabajadora. Se trata de un proyecto que se realizó en un momento muy complicado y esto trasciende el concierto, era un momento muy problemático con muchas situaciones críticas en lo político, social, entre otros puntos. Las víctimas de todo esto fue la gente joven y ese concierto de alguna manera fue una expresión de lo reprimido, la posibilidad de expresión propia que tenía la juventud de ese momento”, le contó Kamin a La Viola Web.
Un fan muy especial
Dentro de esa multitud se encontraba un joven Norberto “Ruso” Verea. Un fanático de la música que no se perdió la posibilidad de estar en ese lugar. Sabía que era un momento muy especial que marcaría un antes y un después.
“Era la despedida de un grupo importante y no me lo quería perder. En aquella época el rockero escuchaba distintos estilos. No es como ahora que escuchan a un determinado grupo. A mí me gustaba Pappo, Pescado Rabioso y Sui Generis. No era un gran seguidor del grupo pero tenía ganas de disfrutar de su música”, le contó Verea a La Viola Web.
Discografía de Sui Generis
Vida (1972)
Confesiones de invierno (1973)
Alto en la torre (simple) (1974)
Pequeñas anécdotas sobre las instituciones (1974)
Adiós Sui Generis (1975)
Antología (1991)
Adiós Sui Generis Parte 3 (1995)
Sinfonías para adolescentes (2000)
Si (2001)
FUENTE: LA VIOLA |Miércoles 5 de Septiembre del 2012
05 septiembre 2012
04 septiembre 2012
El ojo de la patria/Osvaldo Soriano
[...]
Se viene un milagro dijo el cura y a Carré le pareció que escupía en un pañuelo. Prepare la valija y espere las instrucciones.
Iba a preguntarle de qué se trataba pero el cura se alejó tosiendo. Carré se levantó y salió despacio.
[...]
...A las cuatro de la mañana lo despertó el teléfono mientras la lluvia golpeaba contra la ventana...Levantó el tubo y gritó unos cuantos insultos, exaltado por el miedo y la borrachera. Ya iba a colgar cuando oyó la voz del cura, quebrada por los ruidos de la tormenta.
Terminado, Carré. Muerto. ¿Me oyó? Queme todo y desaparezca que ya pasan a buscar el cadáver.
La mañana del funeral fue gris y destemplada. Carré llevaba un sobretodo viejo y un sombrero de fieltro para protegerse de la nieve. Desde su escondite alcanzaba a ver el montículo de tierra húmeda y la cruz de madera ordinaria. Entre los cuatro desconocidos que rodeaban el ataúd había una rubia vestida de negro. Un cura regordete masticaba chicle y rezaba en latín. Los otros dos llevaban trajes oscuros y el más alto sostenía un paraguas tan grande que los cobijaba a todos. De vez en cuando la mujer se apartaba el velo para estornudar y sonarse la nariz. El cura calzaba galochas y se envolvía con una bufanda negra. Mientras decía la plegaria sacudía una polvareda de incienso que la brisa se llevaba hacia la arboleda cercana. El mas petiso, que tenía el pantalón enchastrado hasta las rodillas, sostenía una corona de flores como si fuera un maletín. La rubia, que había seguido la ceremonia con la solemnidad de un coronel de infantería, hizo una señal con la mano en la que apretujaba el pañuelo. Al rato, arrastrando cuerdas y palas, aparecieron dos sepultureros que venían de escuchar a los chicos que cantaban frente a la tumba de Jim Morrison.
Mientras bajaban el ataúd, Carré no consiguió disimular su tristeza. Se dijo que al menos podrían haber contratado a las lloronas del barrio para mostrarle un poco de afecto. Su entierro era tan insignificante y desgraciado como el de Oscar Wilde, que tenía una estatua desnuda y tiesa al fondo del sendero. Por lo menos al escritor lo había acompañado un perro callejero y los confidenciales británicos le sembraron un cantero de petunias que utilizaban para entregar sus mensajes a los enlaces de la Security.
Se viene un milagro dijo el cura y a Carré le pareció que escupía en un pañuelo. Prepare la valija y espere las instrucciones.
Iba a preguntarle de qué se trataba pero el cura se alejó tosiendo. Carré se levantó y salió despacio.
[...]
...A las cuatro de la mañana lo despertó el teléfono mientras la lluvia golpeaba contra la ventana...Levantó el tubo y gritó unos cuantos insultos, exaltado por el miedo y la borrachera. Ya iba a colgar cuando oyó la voz del cura, quebrada por los ruidos de la tormenta.
Terminado, Carré. Muerto. ¿Me oyó? Queme todo y desaparezca que ya pasan a buscar el cadáver.
La mañana del funeral fue gris y destemplada. Carré llevaba un sobretodo viejo y un sombrero de fieltro para protegerse de la nieve. Desde su escondite alcanzaba a ver el montículo de tierra húmeda y la cruz de madera ordinaria. Entre los cuatro desconocidos que rodeaban el ataúd había una rubia vestida de negro. Un cura regordete masticaba chicle y rezaba en latín. Los otros dos llevaban trajes oscuros y el más alto sostenía un paraguas tan grande que los cobijaba a todos. De vez en cuando la mujer se apartaba el velo para estornudar y sonarse la nariz. El cura calzaba galochas y se envolvía con una bufanda negra. Mientras decía la plegaria sacudía una polvareda de incienso que la brisa se llevaba hacia la arboleda cercana. El mas petiso, que tenía el pantalón enchastrado hasta las rodillas, sostenía una corona de flores como si fuera un maletín. La rubia, que había seguido la ceremonia con la solemnidad de un coronel de infantería, hizo una señal con la mano en la que apretujaba el pañuelo. Al rato, arrastrando cuerdas y palas, aparecieron dos sepultureros que venían de escuchar a los chicos que cantaban frente a la tumba de Jim Morrison.
Mientras bajaban el ataúd, Carré no consiguió disimular su tristeza. Se dijo que al menos podrían haber contratado a las lloronas del barrio para mostrarle un poco de afecto. Su entierro era tan insignificante y desgraciado como el de Oscar Wilde, que tenía una estatua desnuda y tiesa al fondo del sendero. Por lo menos al escritor lo había acompañado un perro callejero y los confidenciales británicos le sembraron un cantero de petunias que utilizaban para entregar sus mensajes a los enlaces de la Security.
26 agosto 2012
Graffiti / Julio Cortázar
A Antoni Tàpies
Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo gracia encontrar un dibujo al lado del tuyo, lo atribuiste a una casualidad o a un capricho y sólo la segunda vez te diste cuenta que era intencionado y entonces lo miraste despacio, incluso volviste más tarde para mirarlo de nuevo, tomando las precauciones de siempre: la calle en su momento más solitario, acercarse con indiferencia y nunca mirar los grafitti de frente sino desde la otra acera o en diagonal, fingiendo interés por la vidriera de al lado, yéndote en seguida.
Tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad, el toque de queda, la prohibición amenazante de pegar carteles o escribir en los muros. Simplemente te divertía hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el término grafitti, tan de crítico de arte) y de cuando en cuando venir a verlos y hasta con un poco de suerte asistir a la llegada del camión municipal y a los insultos inútiles de los empleados mientras borraban los dibujos. Poco les importaba que no fueran dibujos políticos, la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro, lo mismo lo hubieran borrado entre palabrotas y amenazas. En la ciudad ya no se sabía demasiado de que lado estaba verdaderamente el miedo; quizás por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo.
Tantas cosas que empiezan y acaso acaban como un juego, supongo que te hizo gracia encontrar un dibujo al lado del tuyo, lo atribuiste a una casualidad o a un capricho y sólo la segunda vez te diste cuenta que era intencionado y entonces lo miraste despacio, incluso volviste más tarde para mirarlo de nuevo, tomando las precauciones de siempre: la calle en su momento más solitario, acercarse con indiferencia y nunca mirar los grafitti de frente sino desde la otra acera o en diagonal, fingiendo interés por la vidriera de al lado, yéndote en seguida.
Tu propio juego había empezado por aburrimiento, no era en verdad una protesta contra el estado de cosas en la ciudad, el toque de queda, la prohibición amenazante de pegar carteles o escribir en los muros. Simplemente te divertía hacer dibujos con tizas de colores (no te gustaba el término grafitti, tan de crítico de arte) y de cuando en cuando venir a verlos y hasta con un poco de suerte asistir a la llegada del camión municipal y a los insultos inútiles de los empleados mientras borraban los dibujos. Poco les importaba que no fueran dibujos políticos, la prohibición abarcaba cualquier cosa, y si algún niño se hubiera atrevido a dibujar una casa o un perro, lo mismo lo hubieran borrado entre palabrotas y amenazas. En la ciudad ya no se sabía demasiado de que lado estaba verdaderamente el miedo; quizás por eso te divertía dominar el tuyo y cada tanto elegir el lugar y la hora propicios para hacer un dibujo.
24 agosto 2012
Jorge Luis Borges / Pierre Menard
Pensar, analizar, inventar (me escribió también) no son actos anómalos, son la normal respiración de la inteligencia. Glorificar el ocasional cumplimiento de esa función, atesorar antiguos y ajenos pensamientos, recordar con incrédulo estupor lo que el doctor universalis pensó, es confesar nuestra languidez o nuestra barbarie. Todo hombre debe ser capaz de todas las ideas y entiendo que en el porvenir lo será.
Pierre Menard (fragmento), de Ficciones
Jorge Luis Borges
Buenos Aires, 24 de agosto de 1899/Ginebra, 14 de junio de 1986
Pierre Menard (fragmento), de Ficciones
Jorge Luis Borges
Buenos Aires, 24 de agosto de 1899/Ginebra, 14 de junio de 1986
18 agosto 2012
Milonga / Oliverio Girondo
Sobre las mesas,
botellas decapitadas de «champagne» con corbatas blancas de payaso,
baldes de níquel que trasuntan enflaquecidos brazos y espaldas de «cocottes»
El bandoneón canta con esperezos de gusano baboso,
contradice el pelo rojo de la alfombra,
imana los pezones, los pubis y la punta de los zapatos.
Machos que se quiebran en corte ritual, la cabeza hundida entre los hombros,
la jeta hinchada de palabras soeces.
Hembras con las ancas nerviosas,
un poquito de espuma en las axilas y los ojos demasiado aceitados.
De pronto se oye un fracaso de cristales.
Las mesas dan un corcovo y pegan cuatro patadas en el aire.
Un enorme espejo se derrumba con las columnas y la gente que tenía dentro;
mientras en un oleaje de brazos y de espaldas estallan las trompadas,
como una rueda de cohetes de bengala.
Junto con el vigilante, entra la aurora vestida de violeta.
14 agosto 2012
Eduardo Mallea / La ciudad junto al río inmóvil

(...)
Estuvieron allí un rato más y luego salieron; echaron a andar por esas calles donde rodaban la soledad, la pobreza y el templado aire nocturno; parecía haberse establecido entre los dos una atmósfera, una temperatura que no tenía nada que ver con el clima de la calle; caminaron unas pocas cuadras, hasta el barrio céntrico donde ardían los arcos galvánicos, y entraron en el restaurante. ¡Qué risas, estrépito, hablar de gentes! Sostenía la orquesta de diez hombres su extraño ritmo; comieron en silencio; de vez en cuando cruzaba entre los dos una pregunta, una réplica; no pidieron nada después del pavo frío; más que la fruta, el café; la orquesta sólo se imponía pequeñas pausas. Cuando salieron, cuando los recibió nuevamente el aire nocturno, la ciudad, caminaron un poco a la deriva entre las luces de los cinematógrafos. Él estaba distraído, exacerbado, y ella miraba los carteles rosa y amarillo - habría deseado decir muchas cosas, pero no valía la pena, callaba. -Volvamos a casa -dijo él-. No hay ninguna parte adonde ir. "
Eduardo Mallea
La ciudad junto al río inmóvil (fragmento)
06 agosto 2012
“Andaba dibujando en un
cuadernito, una costumbre que recién adquirí, cuando vi por la
televisión, encendida sin sonido, la imagen de Chavela. Di voz al
aparato. Se nos fue, escuché. Y me cogió un llanto irreparable. Lo
que nunca me había sucedido. Siempre me culpé por no ser capaz de
llorar con la muerte de mis padres, pero esta vez me venció el
desconsuelo. Yo nunca me tomé copas con mis ídolos: Bob Dylan,
Leonard Cohen o Brassens. Y sí, con Chavela, con la que he cantado,
nos hemos abrazado y reído hasta hartarnos. Todas esas veces cuentan
y contarán siempre entre las más grandes cosas que me han sucedido
en la vida.
“Será difícil, por
ejemplo, olvidar cómo la conocí. Fue una noche de hace unos veinte
años, en Madrid, en la sala Morasol. Dijo: “Yo vivo en el bulevar
de los sueños rotos”. Y yo tuve que escribirle una canción con
esa frase. Ya se había recuperado de su alcoholismo. Calculaba que
había bebido algo así como 1,8 millones de botellas de tequila y
solía decirme cuando me veía beberlo a mí: “Joaquín, ese
tequila tuyo es muy malo; el bueno de verdad ya nos lo bebimos José
Alfredo Jiménez y yo”. Al conocer la triste noticia, que todos
veníamos anticipando, he sentido la necesidad de bajar al bar a
tomar uno a su salud, aunque el brebaje sin ella siempre será de los
malos.
“Aquella primera vez, pedí
a Pedro
Almodóvar que nos presentara. Al acercarme, escuché cómo él
le contaba quién era yo, pues Chavela no tenía la menor idea. “La
admiro desde niño”, le dije. “Yo también le admiro mucho a
usted”, contestó. Ante la mentira, exclamé. “Vete a la mierda”.
Nos fundimos en un largo abrazo que nunca aflojamos hasta ayer mismo,
incluso aunque no pudiéramos vernos en su última visita a España,
un viaje que quizá no debió hacer, pues no estaba en condiciones.
Entonces, yo estaba de gira y a ella la ingresaron en un hospital.
“Con su desaparición, se
pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una
expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca
vistos en la música popular desde la muerte de Roberto Goyeneche.
Ella no vendía una voz, vendía un estilo. Era una maestra en perder
la primera al tiempo que ganaba lo segundo. Algo en lo que yo, sin
duda, tengo mucho que aprender. En estos momentos de pérdida me
digo, como en la canción: ¡Quién pudiera reír como llora Chavela!
Y recuerdo estas palabras de Almodóvar: “Desde Jesucristo, nadie
ha abierto los brazos como ella”.
Joaquín Sabina
30 julio 2012
Fragmento de Fuego en Casabindo / Héctor Tizón
“Aquí la tierra es dura y estéril; el cielo está más cerca que en ninguna otra parte y es azul y vacío. No llueve, pero cuando ruge su voz es aterradora, implacable, colérica. Sobre esta tierra, donde es penoso respirar, la gente depende de muchos dioses. Ya no hay aquí hombres extraordinarios y seguramente no los habrá jamás. Ahora uno se parece a otro como dos hojas de un mismo árbol y el paisaje es igual al hombre. Todo se confunde y va muriendo. Los que escucharon hablar a los más viejos dicen que no siempre reinaron la oscuridad y la pobreza, que hubo aquí grandes señores, hombres sabios que hablaban con elocuencia, mujeres que parían hijos de ánimo esforzado, orfebres de la madera, de la arcilla y de los metales de paz y guerra, músicos, pastores de grandes majadas y sacerdotes que sabían conjurar los excesos divinos, gente que edificaba sus casas con piedra. Pero eso ocurrió en otros tiempos, antes de que el Diablo, al arribo de los invasores, desguarneciera la puna arreando a este pueblo hacia los valles y llanuras bajas, donde crece el bosque”.
Héctor Tizón
Héctor Tizón
29 julio 2012
Los crímenes de Modesto / Almudena Grandes
Modesto piensa en su vida. Se ha sentado en una mesa, al lado de la ventana, y ha pedido una botella de agua mineral con gas en lugar del café de todas las mañanas. Cuando Modesto renuncia al café es que no tiene un buen día, o que en su paladar resucita la amargura de una vida entera, ese regusto sofocante, arenoso, que no cede a la aparente alegría de un tumulto de burbujas insípidas. Modesto se resigna, aparta el vaso, piensa en su vida.
No es una tarea fácil, porque su primera memoria es como un rompecabezas al que le faltan piezas. Él no tiene recuerdos infantiles de su padre, tampoco de su madre antes de los seis años. Más allá, sólo recuerda a su abuela, que siempre iba vestida de negro en casa, pero se ponía vestidos de colores para llevarle a los comedores del Auxilio Social. Ahora se estremece al recordar aquel luto prohibido, secreto, clandestino, pero entonces le parecía normal. Bastantes problemas tenemos ya, decía su abuela, y él, que no entendía nada excepto eso, que les sobraban los problemas, ni siquiera se atrevía a preguntar.
Cuando su madre salió de la cárcel no la reconoció. Llevaba tanto tiempo esperándola, imaginándola, mirando sus fotos todas las noches, que creía que su encuentro sería como la escena de una película; pero no pudo evitar que aquella mujer delgada, cansada, mayor, que le cogió en brazos con dificultad y los ojos llenos de lágrimas, le pareciera una extraña. Ocho años después, cuando salió su padre, todo fue más fácil. Él ya era casi un hombre y había tenido mucho tiempo, demasiado, para preparar aquel encuentro.
No es una tarea fácil, porque su primera memoria es como un rompecabezas al que le faltan piezas. Él no tiene recuerdos infantiles de su padre, tampoco de su madre antes de los seis años. Más allá, sólo recuerda a su abuela, que siempre iba vestida de negro en casa, pero se ponía vestidos de colores para llevarle a los comedores del Auxilio Social. Ahora se estremece al recordar aquel luto prohibido, secreto, clandestino, pero entonces le parecía normal. Bastantes problemas tenemos ya, decía su abuela, y él, que no entendía nada excepto eso, que les sobraban los problemas, ni siquiera se atrevía a preguntar.
Cuando su madre salió de la cárcel no la reconoció. Llevaba tanto tiempo esperándola, imaginándola, mirando sus fotos todas las noches, que creía que su encuentro sería como la escena de una película; pero no pudo evitar que aquella mujer delgada, cansada, mayor, que le cogió en brazos con dificultad y los ojos llenos de lágrimas, le pareciera una extraña. Ocho años después, cuando salió su padre, todo fue más fácil. Él ya era casi un hombre y había tenido mucho tiempo, demasiado, para preparar aquel encuentro.
20 julio 2012
Roberto Fontanarrosa
El siguiente texto forma parte del discurso que Roberto Fontanarrosa pronunció en el III Congreso de la Lengua, en Rosario, en el año 2004.
No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la Lengua es un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso voy a hacer.
La pregunta es por qué son malas las malas palabras,¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto?
Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural.
Yo me acuerdo de que en mi casa mi vieja no decía muchas malas palabras, era correcta. Mi viejo era lo que se llama un mal hablado, que es una interesante definición. Como era un tipo que venía del deporte, entonces realmente se justificaba. También se lo llamaba boca sucia, una palabra un poco antigua pero que se puede seguir usando.
Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se encerraban a putear. Lo que era la falta de la televisión que había que caer en esos juegos ingenuos.
Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”.
Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física.
No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo.Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo”–que no sé si está en el Diccionario de Dudas- está en la letra “t”. Analicémoslo. Anoten las maestras. Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”.Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y de una hipocresía…
Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso.
Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra “mierda”, que también es irremplazable, cuyo secreto está en la “r”, que los cubanos pronuncian mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la falta de posibilidad expresiva.
Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar.
ROBERTO FONTANARROSA
Rosario, 26 de noviembre de 1944/Rosario, 19 de julio de 2007
No voy a lanzar ninguna teoría. Un congreso de la Lengua es un ámbito apropiado para plantear preguntas y eso voy a hacer.
La pregunta es por qué son malas las malas palabras,¿quién las define? ¿Son malas porque les pegan a las otras palabras?, ¿son de mala calidad porque se deterioran y se dejan de usar? Tienen actitudes reñidas con la moral, obviamente. No sé quién las define como malas palabras. Tal vez al marginarlas las hemos derivado en palabras malas, ¿no es cierto?
Muchas de estas palabras tienen una intensidad, una fuerza, que difícilmente las haga intrascendentes. De todas maneras, algunas de las malas palabras... no es que haga una defensa quijotesca de las malas palabras, algunas me gustan, igual que las palabras de uso natural.
Yo me acuerdo de que en mi casa mi vieja no decía muchas malas palabras, era correcta. Mi viejo era lo que se llama un mal hablado, que es una interesante definición. Como era un tipo que venía del deporte, entonces realmente se justificaba. También se lo llamaba boca sucia, una palabra un poco antigua pero que se puede seguir usando.
Era otra época, indudablemente. Había unos primos míos que a veces iban a mi casa y me decían: “Vamos a jugar al tío Berto”. Entonces iban a una habitación y se encerraban a putear. Lo que era la falta de la televisión que había que caer en esos juegos ingenuos.
Ahora, yo digo, a veces nos preocupamos porque los jóvenes usan malas palabras. A mí eso no me preocupa, que mi hijo las diga. Lo que me preocuparía es que no tengan una capacidad de transmisión y de expresión, de grafismo al hablar. Como esos chicos que dicen: “Había un coso, que tenía un coso y acá le salía un coso más largo”. Y uno dice: “¡Qué cosa!”.
Yo creo que estas malas palabras les sirven para expresarse, ¿los vamos a marginar, a cortar esa posibilidad? Afortunadamente, ellos no nos dan bola y hablan como les parece. Pienso que las malas palabras brindan otros matices. Yo soy fundamentalmente dibujante, manejo mal el color pero sé que cuantos más matices tenga, uno más se puede defender para expresar o transmitir algo. Hay palabras de las denominadas malas palabras, que son irremplazables: por sonoridad, por fuerza y por contextura física.
No es lo mismo decir que una persona es tonta, a decir que es un pelotudo.Tonto puede incluir un problema de disminución neurológico, realmente agresivo. El secreto de la palabra “pelotudo”–que no sé si está en el Diccionario de Dudas- está en la letra “t”. Analicémoslo. Anoten las maestras. Hay una palabra maravillosa, que en otros países está exenta de culpa, que es la palabra “carajo”.Tengo entendido que el carajo es el lugar donde se ponía el vigía en lo alto de los mástiles de los barcos. Mandar a una persona al carajo era estrictamente eso. Acá apareció como mala palabra. Al punto de que se ha llegado al eufemismo de decir “caracho“, que es de una debilidad y de una hipocresía…
Cuando algún periódico dice “El senador fulano de tal envió a la m… a su par”, la triste función de esos puntos suspensivos merecería también una discusión en este congreso.
Hay otra palabra que quiero apuntar, que es la palabra “mierda”, que también es irremplazable, cuyo secreto está en la “r”, que los cubanos pronuncian mucho más débil, y en eso está el gran problema que ha tenido el pueblo cubano, en la falta de posibilidad expresiva.
Lo que yo pido es que atendamos esta condición terapéutica de las malas palabras. Lo que pido es una amnistía para las malas palabras, vivamos una Navidad sin malas palabras e integrémoslas al lenguaje porque las vamos a necesitar.
ROBERTO FONTANARROSA
Rosario, 26 de noviembre de 1944/Rosario, 19 de julio de 2007
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Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...
...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)
Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental
No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.
Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.
Un canto que atravieso como un túnel.
Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.
Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.
En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.
No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.
¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.
Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?
Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)
Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)
(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)
Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).
Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.
No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.
Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.
Hay un jardín.
Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.
Un canto que atravieso como un túnel.
Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.
Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.
En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.
No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.
¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.
Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?
Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)
Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)
(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)
Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).
Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.
No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.
Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.
Hay un jardín.
Las olas - Virginia Woolf
El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido lo cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías.
(fragmento)
1931
Virginia Woolf - Orlando
"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombres que para oírlos hablar han vivido años su soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?- fuerza es retroceder y decir directamente al lector que espera, todo trémulo, escuchar qué cosa es la vida: ¡ay! no lo sabemos. "
(fragmento)
“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”__
“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”__
“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”__
“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”__
“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”__
“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”