20 agosto 2009

Antes de renunciar la boca

También las palabras en un papel__ prorrogan como arena a quien circula, y si la nostalgia se dilata entre ellas ampliamente__se inicia el mayúsculo milagro.
__Un tono verde y gris, que es el que quiero, se separa del eco que silencia, y vuelvo a estar allá__donde miré los sauces agitarse junto al río__ como algas bajo el cielo del fatal febrero.
Supuse__era la hora del regreso__y emprendí el poema hacia su centro generoso, con los ojos vendados__con escasas letras.







71 comentarios:

Lety dijo...

Retomando el estilo, mister.
Besos

Anónimo dijo...

Hola Ivanovich, es muy interesante lo que escribís, estos textos no te los conocía, inclusive llegan a ser suficientemente cándidos (si me permitís la palabra que no siempre gusta del todo). Este, y los demás, muy buenos (sabinadas aparte), creo que no es fácil erigir líricamente así.
Beso…y SABINERO, por supuesto!!!
V.

Lucas dijo...

Bellas palabras, compañero.
No esperaba menos de usted.

Ale dijo...

Vos sos un divino, no hay nada más que decir.

Jorgelina dijo...

La noticia de los recitales de Joaco te inspira, mi vida. Sos único, Ivano.
Re besos

Fernanda dijo...

Inventiva y soltura sintáctica. Te das una maña tremenda para escribir, la mayoría de las veces parecen fantasías, y es ahí que te situas y la fábula se borra. Me gusta, Iván, y no es novedad. Tampoco es novedad este beso sabinerísimo que te mando por el notición que posteaste.

Laura dijo...

pauta habitual =)
beso

Marcela dijo...

Hola Iván, me gustan las definiciones informales que creas, ese ambiente personal, un tanto ignorado a través del contexto.
Besos, y aguante Sabina.

Rocío dijo...

Creo, sólo creo, que eso, es crecer.
Hermoso, todo.
Besos, Iván

Anónimo dijo...

Vos si que sos inesperado, besos.
Romina

Emilia dijo...

ESA BOCA ES MÍA

Juan dijo...

Lo felicito por esto, compañero, aunque el que sabe es usted.
Abrazos SA BI NE ROS y olguísticos.

Anónimo dijo...

Como escribió Bécquer: Los recuerdos que llevamos en nuestra alma se mantienen vivos, eternos, en nuestros corazones.
Un abrazo, Iván.
Esteban

Daniela dijo...

Que el corazón no se pase de moda... besos

Romina dijo...

Hola Iván, es muy seductor tu vagabundear, la verdad es que elegís temas(para mí)indefinidos, y es eso lo que me resulta fascinante.
Te dejo un beso y gracias por la data de Joaquín (que esta vez sí que se hace desear)

Diego dijo...

CAMPEÓN!!

Juan Miguel dijo...

Mister, tu teoría nunca le ganará a tu práctica.
Sabinero abrazo

Flor dijo...

Cuando escribís así me gusta más, no por vos, por mí que entiendo poco de todo de todo.
Beso grande

Anónimo dijo...

Tranqui, Flor, que cuando escribe sobre "nosotros, ellos y los demás", se pierde cualquiera.
Saludos moderados, Raúl

Juliana dijo...

Yo estoy perdida por él =)

Miguel dijo...

Buen post, Ivano. Abrazo!

Anónimo dijo...

¿Puedo ayudar? Tengo un chapitel especial para perdidos.
Gardelito

Lety dijo...

Apareció el perdido!!

Mauro dijo...

perdido pero con chapitel jaja

÷iman÷ dijo...

mmmm ¿será la época?
Beso

Flor dijo...

jaja acá Gardelito, acá!

Patricio dijo...

No se fíen que el mister es complicado para escribir, esto lo debe haber escrito solamente para que los comunardos entendamos.
Un saludo a todos, a vos, Iván, por ser un gran desquicia cabezas, y a Gardelo por cantar tan mal.
Patricio
(o alguno de nosotros, los otros y los diferentes de la esquina)

Anónimo dijo...

Un abrazo al de la esquina!

Celeste

Silvana dijo...

Ivano, el avanzar por el mundo constantemente es pausado y asombroso, a vos te quedan muchas experiencias y razones. Vas por un muy buen camino.
Un beso grande.

Anónimo dijo...

IN mejorable, un abrazo.

Alejandro dijo...

A esto le llamo un buen parir, Mister.

Bea dijo...

Así se llega, así se alberga.
Un beso

CECILIA MUNRO dijo...

Todavía falta, pero ya sabés que espero contarte entre los participantes.

Un beso grande, Iván

Nadia dijo...

Escribís bárbaro, Iván. Un beso.

Juan Pablo dijo...

¡A la pluma, Iván!
Abrazo

Julián dijo...

Anda! esta entrada está increíble. Un abrazo enorme!

Anónimo dijo...

Sos una maravilla. Espero este libro. Felicitaciones y besos.
W

Zulitta dijo...

Cálido abrazo a la distancia que asigna el recuerdo, Iván.

Anónimo dijo...

Impecablemente escrito.

Anónimo dijo...

Excelente post estimado Ivano, toda una delicia.
Maga

Anónimo dijo...

Digno de vos, Leticia.

ýop dijo...

¡Excelente!
Te estás pasando, Mister.

natalia dijo...

sencillamente, EXCELENTE!

OSO dijo...

La etapa continúa generosamente, estimado Ivano.
Abrazo

Anónimo dijo...

Un gusto leerte.
Shira

Maribel dijo...

Muy gratificante, particularidad y belleza. Un beso

Lucre dijo...

Tenés un estilo propio y curioso, lo cual es señal de un auténtico autor, un beso Ivanovich

Anónimo dijo...

--------me encantó--------
Besos, Nancy

Anónimo dijo...

Hola Iván, después de algunos años, me di cuenta que sos talentoso.

Tu hermano

Diego dijo...

jajaja CAMPEÓN!!

Ale dijo...

Ternura de hermano =)

Lia dijo...

Diferentón a lo habitual, acá te puedo seguir.
Besos de sábado temprano, y besos a ese hermano que no sé cual de todos es.

Anónimo dijo...

Buenísimo Ivano.
Un abrazo.

Ernesto

Nicolás dijo...

Me gustan mucho los giros que das. Breve y bueno.
Saludos

Agus dijo...

Con tipos como vos el mundo se hace más querible.

M dijo...

¿Sabes?
Se te quiere mucho por estos lares, Iván.Cuídate a mil!Besos.

Goeorgina dijo...

Hola Ivano, cada uno de tus trabajos refleja la pasión que te produce crearlos. Te pinta de cuerpo entero....y leí todo.
Besos

marcelo dijo...

sensibilidad e inteligencia, estoy sorprendido, mister

un abrazo

Carolina dijo...

Me gusto tu relato, Iván,
como dice el dicho, mejor calidad que cuantía.
Y gracias por las novedades de Sabina.
Un besote

Adria dijo...

Muy bueno, Ivano,
atípico, lo reconozco.
Un beso

Rogelio dijo...

No se fíen cumpas!
Abrazo mister Ivano.

Vicki dijo...

Muy hermoso tu escrito.

Marcela dijo...

Hola Iván, tus letras tienen esa calma que se acumula. Vos y sólo vos, la enorme humanidad.
Besos

viviana dijo...

de lo mejor, saludos

Anónimo dijo...

Muy buena entrada, Iván.
Enzo

Anónimo dijo...

Me ha encantado,
saludos,
Inès

Ani dijo...

Me gusta, y mucho.
Besos

MAY dijo...

Grande sentimiento dejas en cuanto escribes.
Un saludo

José dijo...

Geniazo, un abrazo.

Avril dijo...

BELLO

Leana dijo...

Iván! Beijos meus, com carinho.

Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...

...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)



Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental

No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.

Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.

Un canto que atravieso como un túnel.

Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.

Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.

En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.

No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.

¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.

Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?

Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)

Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)

(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)

Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).

Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.

No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.

Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.

Hay un jardín.


Las olas - Virginia Woolf

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido lo cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. (fragmento) 1931

Virginia Woolf - Orlando

"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombres que para oírlos hablar han vivido años su soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?- fuerza es retroceder y decir directamente al lector que espera, todo trémulo, escuchar qué cosa es la vida: ¡ay! no lo sabemos. " (fragmento)

“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”

__

“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”

__

“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”

__

“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”

__

“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”

__

“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”