10 febrero 2009

Olga Román



81 comentarios:

Anónimo dijo...

Que buena está!

Anónimo dijo...

La canción o ella? :)

Anónimo dijo...

Hermosa, y no la conocía (la canción) =)
Öndina

Anónimo dijo...

DIVINA OLGA!!

Anónimo dijo...

¡Diosa!

Anónimo dijo...

Iván: AHORA YA VES...que Olga se las arregla muy bien sin tu querido SABINA!
JA JA JA
Un abrazo, Roberto

Anónimo dijo...

y de quien aprendió, eh Roberto?
Pato

Anónimo dijo...

De mi, Pato.
Gardelito

Anónimo dijo...

jajajajaja tomatelas Garde!!!!

Anónimo dijo...

Iván es hermosa la canción, y no sabía que Gardelito cantaba jaja
Paola

Anónimo dijo...

Hola Paola, a veces canto en peñas o reuniones de familia acompañándome de un viejo tamboril.
Gardelito

Anónimo dijo...

Gardelito sos una ternura!!!!

Anónimo dijo...

jajajaja Gardelito sos un pillo!

Anónimo dijo...

muy buena salute!!

Anónimo dijo...

OLGA OLGA OLGA VOLVÉ!!!

Anónimo dijo...

Buenísima canción, una lástima que ya no esté con Sabina.

Anónimo dijo...

Bárbaro tema, es bueno que se haya independizado, de esa manera queda en claro que Joaquín no necesita de adornos.
OJO! la mina esta me encanta y acompañaba re bien, pero...los grandes no necesitan de otros "grandes"
Mi fanatismo crece, con los años, supongo.
Abrazo, Iván. López

Anónimo dijo...

Cuando dejamos una estela a veces el posible regreso y la espera se acortan.
Emma

Anónimo dijo...

Con ella era otra cosa, a ver Ivano, sabés por qué abandonó la banda?
Abrazo de viernes inesperado, Diego

Anónimo dijo...

Diego, te puedo explicar el motivo por el cual Olga Román dejó la banda: Se cansó de vernos a todos en los recitales. Mientras Sabina no se canse...
Gardelito

Anónimo dijo...

jajajaja Gardelo estás en todas, espero que Sabina no se canse o mi destino será el suicidio.
Besos
Lucha

Anónimo dijo...

jajajaja Gardel, si no se cansó hasta ahora....
Besos, Iván,Jimena

carrodepan dijo...

Hola Iván, de casualidad me detuve acá, me gustó el tema, Olga sin Sabina, se deja escuchar, aunque juntos...era otra cosa. Algo así como que ella se deja escuchar y él sigue siendo el más grande de todos...y de lejos.
Buenísimos los post, me gusta tu técnica (si es que así puede llamársele), un buen camino abierto a las diferentes "opiniones".
Un beso de 2 de abril, un poco triste.

Lucho dijo...

Y que tal sería si Gardelo reemplaza a Olga? Canta bien, toca el tamboril, es filósofo...pero feo.

Chela dijo...

Feo Gardelito?? mmmmm =)

Pollo dijo...

todo bien con Sabina, pero esta mujer hace falta

saludos Iván, y un abrazo al feo de Gardelo

Anónimo dijo...

Gardelo lo que menos tiene es fealdad :D

Ema dijo...

De acuerdo con el Pollo, hasta el momento nadie iguala a Olga.
Saludos sabineros para la muchachada que no abandona!

dani dijo...

¡NADIE LA IGUALARÁ!

Abrazos

Anónimo dijo...

LA AMO LA AMO LA AMO

AGUANTE SABINA!

mariana dijo...

buenísimo

MECHA dijo...

Bárbara Olguita, y cuando dejó la banda iba a ser mamá, no sean tan malos!!!!!
(aunque nadie la iguala, nadie)
Besos Ivanovich, me encanta lo que escribís.

Pollo dijo...

nada justifica el abandono, Mechita

Anónimo dijo...

No conocía esta canción y está muy buena.
Respecto al abandono......el Pollo tiene razón.

Anónimo dijo...

Es una ingrata, aprendió todo del master y se fué. NO HAY QUE PERDONARLA.

Chelo

Anónimo dijo...

jajaja ok no se la perdona

Juan dijo...

Déjense de joder, yo a Olga la banco a muerte.

Abrazos sanineros y olguísticos!!!

Anónimo dijo...

¡Sobre todo SANINEROS Juancito!

Anónimo dijo...

Sobre todo, condicio sine qua non.
Gardelito

Anónimo dijo...

ja ja ja Gardelo Gardelo

Juan dijo...

Me la paso de error en error
SA BI NE RO

Abrazos SA BI NE ROS, y olguísticos.

Anónimo dijo...

"ahora ya ves", Joaco se las arregla sin Olga
esta va para Roberto
Pato

Anónimo dijo...

Chupate esa mandarina! López

Eve dijo...

jajajaja con o sin, aguante Sabina

Anónimo dijo...

Se deja escuchar por los conocimientos adquiridos durante su estadía junto al maestro. Si no hubiera sido así no la conoce ni la madre.
Aguante el MAESTRO

Licho

Anónimo dijo...

Chupate esa mandarina!
Ni la madre! jaja López

Anónimo dijo...

aflojen con Olga que aunque no lo admitan es una diosa

fabián dijo...

che un poco de cordura y respeto para Olga

Eve dijo...

respeto para la madre de Olga!!!!

Anónimo dijo...

y cordura....

Juan Pablo dijo...

Mejor CON

Mauro dijo...

CON la madre?

Anónimo dijo...

CON Olga y la madre, nadie queda afuera.
Roberto

MECHA dijo...

Qué "gansos"!

Anónimo dijo...

jajajajajaja

Pedro dijo...

CON las 2 :)

Anónimo dijo...

La madre canta?

Rolo

Pollo dijo...

creo que NO, Rolo

Anónimo dijo...

jajaja

Gustavo dijo...

CON Olga era mejor, el panorama

Rata dijo...

Dependiendo de la perspectiva, no queda duda que CON Olga la cosa era distinta, panorámicamente hablando, desde luego.
Sir Iván, abrazos CON pasión sabinera.

MECHA dijo...

Ustedes van a los recitales a escuchar o a ver?
Qué gansos!

Anónimo dijo...

En mi caso, ambas cosas, MECHA.
Gardelito

Leo dijo...

Gardelo, CON Olga, no eran mejores los recitales que actualmente?

Anónimo dijo...

Estando Olga como integrante, confieso haberme perdido varias veces en la letra, Leo.
Gardelito

Anónimo dijo...

jajajajajaja

GUILLE dijo...

Y como para no, Gardelo!!!!

Anónimo dijo...

Gardelito CALENTÓN!
Paola

MECHA dijo...

jaja que ganso, Gardelo!

Anónimo dijo...

¿Y quien conoce a esta tal Olga? jajaja

Anónimo dijo...

Gardelito la conoce y se pierde, según ha dejado en claro.
Roberto

Anónimo dijo...

El tema está bárbaro!! Olga también....

Anónimo dijo...

jaja Gardelo se piede con frecuencia =)

Anónimo dijo...

Bárbaro y bárbara Olguita!!!
Abrazos sabinerísimos,

Martín.

Chelo dijo...

Sabina para todos!! CON o SIN este bombón.

Sebas dijo...

Usted lo ha escrito, Chelo, CON o SIN, Sabina EL MEJOR.

Mika dijo...

Grande Joaquín!!!!

Anónimo dijo...

La verdad es que está re buena.

Anónimo dijo...

Olga o la canción de Olga?

Rolo

juan mascoi dijo...

Dónde naciste?

juan mascoi dijo...

Dónde naciste?

Julio Cortázar - Rayuela Cap. 7


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja...

...Me miras, de cerca me miras, cada vez mas de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez mas de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, Jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mi como una luna en el agua. (fragmento)



Alejandra Pizarnik - Piedra Fundamental

No puedo hablar con mi voz sino con mis voces.

Sus ojos eran la entrada del templo, para mí, que soy errante, que amo y muero. Y hubiese cantado hasta hacerme una con la noche, hasta deshacerme desnuda en la entrada del tiempo.

Un canto que atravieso como un túnel.

Presencias inquietantes, gestos de figuras que se aparecen vivientes por obra de un lenguaje activo que las alude, signos que insinúan terrores insolubles.

Una vibración de los cimientos, un trepidar de los fundamentos, drenan y barrenan, y he sabido dónde se aposenta aquello tan otro que es yo, que espera que me calle para tomar posesión de mí y drenar y barrenar los cimientos, los fundamentos, aquello que me es adverso desde mí, conspira, toma posesión de mi terreno baldío, no, he de hacer algo, no, no he de hacer nada, algo en mí no se abandona a la cascada de cenizas que me arrasa dentro de mí con ella que es yo, conmigo que soy ella y que soy yo, indeciblemente distinta de ella.

En el silencio mismo (no en el mismo silencio) tragar noche, una noche inmensa inmersa en el sigilo de los pasos perdidos.

No puedo hablar para nada decir. Por eso nos perdemos, yo y el poema, en la tentativa inútil de transcribir relaciones ardientes.

¿A dónde la conduce esta escritura? A lo negro, a lo estéril, a lo fragmentado.

Las muñecas desventradas por mis antiguas manos de muñeca, la desilusión al encontrar pura estopa (pura estepa tu memoria): el padre, que tuvo que ser Tiresias, flota en el río. Pero tú, ¿por qué te dejaste asesinar escuchando cuentos de álamos nevados?

Yo quería que mis dedos de muñeca penetraran en las teclas. Yo no quería rozar, como una araña, el teclado. Yo quería hundirme, clavarme, fijarme, petrificarme. Yo quería entrar en el teclado para entrar adentro de la música para tener una patria. Pero la música se movía, se apresuraba. Sólo cuando un refrán reincidía, alentaba en mí la esperanza de que se estableciera algo parecido a una estación de trenes, quiero decir: un punto de partida firme y seguro; un lugar desde el cual partir, desde el lugar, hacia el lugar, en unión y fusión con el lugar. Pero el refrán era demasiado breve, de modo que yo no podía fundar una estación pues no contaba más que con un tren algo salido de los rieles que se contorsionaba y se distorsionaba. Entonces abandoné la música y sus traiciones porque la música estaba más arriba o más abajo, pero no en el centro, en el lugar de la fusión y del encuentro. (Tú que fuiste mi única patria ¿en dónde buscarte? Tal vez en este poema que voy escribiendo.)

Una noche en el circo recobré un lenguaje perdido en el momento que los jinetes con antorchas en la mano galopaban en ronda feroz sobre corceles negros. Ni en mis sueños de dicha existirá un coro de ángeles que suministre algo semejante a los sonidos calientes para mi corazón de los cascos contra las arenas. (Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.)

(Es un hombre o una piedra o un árbol el que va a comenzar el canto...)

Y era un estremecimiento suavemente trepidante (lo digo para aleccionar a la que extravió en mí su musicalidad y trepida con más disonancia que un caballo azuzado por una antorcha en las arenas de un país extranjero).

Estaba abrazada al suelo, diciendo un nombre. Creí que me había muerto y que la muerte era decir un nombre sin cesar.

No es esto, tal vez, lo que quiero decir. Este decir y decirse no es grato. No puedo hablar con mi voz sino con mis voces. También este poema es posible que sea una trampa, un escenario más.

Cuando el barco alternó su ritmo y vaciló en el agua violenta, me erguí como la amazona que domina solamente con sus ojos azules al caballo que se encabrita (¿o fue con sus ojos azules?). El agua verde en mi cara, he de beber de ti hasta que la noche se abra. Nadie puede salvarme pues soy invisible aun para mí que me llamo con tu voz. ¿En dónde estoy? Estoy en un jardín.

Hay un jardín.


Las olas - Virginia Woolf

El sol no había nacido todavía. Hubiera sido imposible distinguir el mar del cielo, excepto por los mil pliegues ligeros de las ondas que le hacían semejarse a una tela arrugada. Poco a poco, a medida que una palidez se extendía por el cielo, una franja sombría separó en el horizonte al cielo del mar, y la inmensa tela gris se rayó con grandes líneas que se movían debajo de su superficie, siguiéndose una a otra persiguiéndose en un ritmo sin fin. Al aproximarse a la orilla, cada una de ellas adquiría forma, se hinchaba y se rompía arrojando sobre la arena un delgado velo de blanca espuma. La ola se detenía para alzarse enseguida nuevamente, suspirando como una criatura dormida cuya respiración va y viene inconscientemente. Poco a poco, la franja oscura del horizonte se aclaró: se hubiera dicho un sedimento depositado en el fondo de una vieja botella, dejando al cristal su transparencia verde. En el fondo, el cielo también se hizo translúcido, cual si el sedimento blanco se hubiera desprendido lo cual si el brazo de una mujer tendida debajo del horizonte hubiera alzado una lámpara, y bandas blancas, amarillas y verdes se alargaron sobre el cielo, igual que las varillas de un abanico. Enseguida la mujer alzó más alto su lámpara y el aire pareció dividirse en fibras, desprenderse de la verde superficie en una palpitación ardiente de fibras amarillas y rojas, como los resplandores humeantes de un fuego de alegría. Poco a poco las fibras se fundieron en un solo fluido, en una sola incandescencia que levantó la pesada cobertura gris del cielo transformándola en un millón de átomos de un azul tierno. La superficie del mar fue adquiriendo gradualmente transparencia y yació ondulando y despidiendo destellos hasta que las franjas oscuras desaparecieron casi totalmente. El brazo que sostenía la lámpara se alzó todavía más, lentamente, se alzó más y más alto, hasta que una inmensa llama se hizo visible: un arco de fuego ardió en el borde del horizonte, y a su alrededor el mar ya no fue sino una sola extensión de oro. La luz golpeó sucesivamente los árboles del jardín iluminando una tras otra las hojas, que se tornaron transparentes. Un pájaro gorjeó muy alto; hubo una pausa: más abajo, otro pájaro repitió su gorjeo. El sol utilizó las paredes de la casa y se apoyó, como la punta de un abanico, sobre una persiana blanca; el dedo del sol marcó sombras azules en el arbusto junto a la ventana del dormitorio. La persiana se estremeció dulcemente. Pero todo en la casa continuó siendo vago e insustancial. Afuera, los pájaros cantaban sus vacías melodías. (fragmento) 1931

Virginia Woolf - Orlando

"Habiendo interrogado al hombre y al pájaro y a los insectos (porque los peces, cuentan los hombres que para oírlos hablar han vivido años su soledad de verdes cavernas, nunca, nunca lo dicen, y tal vez lo saben por eso mismo), habiendo interrogado a todos ellos sin volvernos más sabios, sino más viejos y más fríos -porque ¿no hemos, acaso, implorado el don de aprisionar en un libro algo tan raro y tan extraño, que uno estuviera listo a jurar que era el sentido de la vida?- fuerza es retroceder y decir directamente al lector que espera, todo trémulo, escuchar qué cosa es la vida: ¡ay! no lo sabemos. " (fragmento)

“Cuando los besos saben a alquitrán, cuando las almohadas son de hielo,
cuando el enfermo aprende a blasfemar,
cuando no salen trenes para el
cielo,
a la hora de maldecir,
a la hora de mentir.
Cuando marca sus
cartas el tahúr
y rompe el músico su partitura
y vuelve Nosferatu al
ataúd
y pasa el camión de la basura,
a la hora de crecer,
a la hora
de perder,
cuando ladran los perros del amanecer.”

__

“En la posada del fracaso,
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón
y cuando, por la calle,
pasa la vida, como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del
bolsillo y grita
¿quién me ha robado el mes de abril?
¿pero cómo pudo sucederme a mí?
¿quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón.”

__

“Cuando agoniza la fiesta
todas encuentran pareja
menos Lola
que se va, sin ser besada,
a dormirse como cada
noche sola
y una lágrima salada
con sabor a mermelada
de ternura
moja el suelo de su alcoba
donde un espejo le roba
la hermosura.
Nadie sabe cómo le queman en la boca
tantos besos que no ha dado,
tiene el corazón tan de par en par y tan oxidado.”

__

“Algunas veces vivo, y otras veces
la vida se me va con lo que escribo,
algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo que te arañe el corazón.
luego arrojo mi mensaje,
se lo lleva de equipaje
una botella…, al mar de tu incomprensión.
No quiero hacerte chantaje,
sólo quiero regalarte una canción.”

__

“Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla,
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa,
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.”

__

“No soporta el dolor, le divierte inventar
que vive lejos, en un raro país,
cuando viaja en sueños lo hace sin mí,
cada vez que se aburre de andar, da un salto mortal.
Cuando el sol fatigado se dedica a manchar
de rosa las macetas de mi balcón
juega conmigo al gato y al ratón,
si le pido “quédate un poco más”, se viste y se va.
Cuanto más le doy ella menos me da
Por eso a veces tengo dudas, ¿no será un tal Judas
el que le enseñó a besar?”